Y TODO POR UN PAVO.
Ya no tengo pavo, si el lector recuerda yo había adquirido un pavo (lease La letra menuda de Dios). Anoche se suponía que me entregaban el tiquete para reclamarlo la próxima semana. Cuando llegué al sitio, resulto ser una iglesia de alguna denominación en la que no estoy inscrita, aunque tampoco es que esté inscrita en alguna. Mientras el hombre del parqueadro nos indicaba un sitio para ubicar el auto, intui que algo desagradable estaba a punto de ocurrir, pues no era necesario usar el parquedero ya que iba con mi esposo y dos huéspedes que se están alojando en mi casa y que no tenían intención de bajarse, al fin y al cabo solo iba a recoger el tiquete de un pavo que me iban a regalar. En el escritorio de registro buscaron mi nombre me anunciaron que el tiquete me lo entregaban en tres horas y que para accederlo debía entrar en el salón donde ellos estaban oficiando un servicio de su iglesia y escucharlo, cuando anuncié que no era mi intención escuchar su oficio, la mujer me dijo que entonces regresara al sermón del próximo domingo si es que quería acceder el tiquete, cuando hice que repitiera lo que estaba escuchando quedó claro que los pavos sólo eran regalados a cambio de escuchar no una, sino dos veces los sermones de aquella iglesia.
Abandoné aquel salón con el sinsabor no de que tuviera que pagar un precio por el pavo, sino que ese precio estuviera representado en tener que ceder mis creencias espirituales y religiosas a cambio. Me detuve en una ventana para observar lo que pasaba con las dos mujeres que seguían después de mi, observé la misma mirada entre ellas de sorpresa y después las vi adentrase en el salón mientras se sentaban con una expresión de desconcierto ante lo que estaban viviendo. Pensé que quizá ellas necesitaban mas que yo el pavo, pero no era cierto, yo también lo necesitaba, solo que ellas estaban dispuestas a pagar el precio, yo no, lo cual me hizo reflexionar en cuantas cosas estamos dispuestas a ceder de nosotros mismos y como en ese proceso nos perdemos, nos extraviamos, y terminamos sin saber en que creemos realmente y lo mas importante, hasta que punto perdemos de vista nuestra misión en la vida, cuando estamos prestos a transarnos.
A mi regreso al auto le conté a mi esposo y a mis dos huéspedes lo ocurrido, una de mis huéspedes respondió con naturalidad que esto era válido porque era su manera de evangelizar, mientras yo no salía de la sorpresa, así que de esto se trata ¡de canjear pavos por conversos!, y no es que le quite le derecho de evangelizar a la gente, todos tenemos derecho de buscar a Dios en donde creemos que lo podemos encontrar, y a usar nuestros propios medios para hacerlo, mientras no tengamos que ejercer presión y usar el hambre del pueblo para negociar con algún dios nuestra fe y demostrar que somos pastores encaminando ovejas descarriadas hacia un mismo destino. Desde ésta premisa la fe pasa al plano de la mendicidad. Uno termina por no saber quien está mendigando más, si aquel que cede a escuchar un sermón bajo presión por obtener comida, o aquellos que tienen que usar la comida como carnada para atrapar conversos y de esa forma ganarse la aprobación divina y lavar sus conciencias.
Y ¿dónde queda entonces el significado del "dar incondicional"?, ¿son entonces muchas iglesias comunidades donde valores como el compartir y el dar incondicionalmente están en vía de extinción y a cambio comulgan con la sociedad de consumo donde de una u otra forma tienes que pagar un precio por lo que recibes?.
Tengo que aceptar que lo único que recibí de esta comunidad fué la capacidad que adquirí de leer La letra menuda de Dios el día que me dejaron pensando que estaban regalando cien pavos, solo por el placer de dar. Solo que por estar ocupada leyendo La letra menuda de Dios dejé pasar desapercibida la letra menuda de ellos.
Estoy segura que tendré pavo para acción de gracias, no porque lo vaya a pagar con mi presencia en el sermón del domingo, todavía no se como lo vaya a tener, pero nada raro que me lo regale alguna comunidad de góticos o de prostitutas que ya saben por experiencia propia que la recompensa por dar, siempre llega de fuentes inesperadas y por caminos misteriosos.
Abandoné aquel salón con el sinsabor no de que tuviera que pagar un precio por el pavo, sino que ese precio estuviera representado en tener que ceder mis creencias espirituales y religiosas a cambio. Me detuve en una ventana para observar lo que pasaba con las dos mujeres que seguían después de mi, observé la misma mirada entre ellas de sorpresa y después las vi adentrase en el salón mientras se sentaban con una expresión de desconcierto ante lo que estaban viviendo. Pensé que quizá ellas necesitaban mas que yo el pavo, pero no era cierto, yo también lo necesitaba, solo que ellas estaban dispuestas a pagar el precio, yo no, lo cual me hizo reflexionar en cuantas cosas estamos dispuestas a ceder de nosotros mismos y como en ese proceso nos perdemos, nos extraviamos, y terminamos sin saber en que creemos realmente y lo mas importante, hasta que punto perdemos de vista nuestra misión en la vida, cuando estamos prestos a transarnos.
A mi regreso al auto le conté a mi esposo y a mis dos huéspedes lo ocurrido, una de mis huéspedes respondió con naturalidad que esto era válido porque era su manera de evangelizar, mientras yo no salía de la sorpresa, así que de esto se trata ¡de canjear pavos por conversos!, y no es que le quite le derecho de evangelizar a la gente, todos tenemos derecho de buscar a Dios en donde creemos que lo podemos encontrar, y a usar nuestros propios medios para hacerlo, mientras no tengamos que ejercer presión y usar el hambre del pueblo para negociar con algún dios nuestra fe y demostrar que somos pastores encaminando ovejas descarriadas hacia un mismo destino. Desde ésta premisa la fe pasa al plano de la mendicidad. Uno termina por no saber quien está mendigando más, si aquel que cede a escuchar un sermón bajo presión por obtener comida, o aquellos que tienen que usar la comida como carnada para atrapar conversos y de esa forma ganarse la aprobación divina y lavar sus conciencias.
Y ¿dónde queda entonces el significado del "dar incondicional"?, ¿son entonces muchas iglesias comunidades donde valores como el compartir y el dar incondicionalmente están en vía de extinción y a cambio comulgan con la sociedad de consumo donde de una u otra forma tienes que pagar un precio por lo que recibes?.
Tengo que aceptar que lo único que recibí de esta comunidad fué la capacidad que adquirí de leer La letra menuda de Dios el día que me dejaron pensando que estaban regalando cien pavos, solo por el placer de dar. Solo que por estar ocupada leyendo La letra menuda de Dios dejé pasar desapercibida la letra menuda de ellos.
Estoy segura que tendré pavo para acción de gracias, no porque lo vaya a pagar con mi presencia en el sermón del domingo, todavía no se como lo vaya a tener, pero nada raro que me lo regale alguna comunidad de góticos o de prostitutas que ya saben por experiencia propia que la recompensa por dar, siempre llega de fuentes inesperadas y por caminos misteriosos.
Comentarios
Converts to Christianity for worldly benefits, such as a supply of rice to Indians. Profession of Christianity born of lucre, not faith.
Source: Dictionary of Phrase and Fable, E. Cobham Brewer, 1894". A los cristianos que se convertían les daban arroz. Y como dices "hasta los principios se venden por un plato de comida". Igual ocurre con los políticos que compran votos a cambio de suplir necesidades.Un sabio refrán dice "los pueblos tienen los gobiernos que se merecen".
Enseñanza al fin de cuentas. En efecto Dios te traerá si no es que ya la tienes, alguna bendición!mmmm Pero me cuestiono en este momento en que lo escribo. ¿Es que caso antes celebrabas en tu pais el día de acción de gracias? Aqui los mexicanos no lo hacemos
Quizas la letra Menuda de Dios es que tienes muchas mas cosas por celebrar como el hecho de que tienes visitas que te trajeron la dulce bendicion de su presencia.
Silvia Luna
Mil gracias por compartir tu opinion Silvia, tu como siempre tan receptiva!
Luz