GRITO DE MUJER.
Hasta ahora cuando la mujer eleva su grito usualmente es porque ha sido abusada de diferentes formas por los hombres, de ese llanto de mujer se habla mucho, se han creado instituciones defensoras de sus derechos, se han hecho manifestaciones, se han escrito poemas, artículos, prosa y se han crucificado a muchos machos por ello, pero de la violencia contra la mujer a manos de las mismas mujeres no se habla tan fuerte. Ese es mi grito hoy, el que muchas congéneres callan por solidaridad con su género, o porque tácitamente está avalado socialmente con el lema de que nuestra naturaleza femenina es competitiva con su mismo género.
OCASO
Las mujeres con más frecuencia de lo que queremos creer somos abusadas emocional y síquicamente por las mismas mujeres, la incisión es pequeña, porque las mujeres no somos de heridas grandes ni sangrientas, pero si lo suficientemente profundas para que muchas carguen con esa herida sangrando interiormente por mucho tiempo. Muchas mujeres (una penosa mayoría) no le perdonan a otra que sea bella, y no soportan que sea fea con eso nos condenan a un limbo estético donde tenemos la obligación de ser estéticamente aceptables, pero nunca bajo ningún motivo más bellas que ellas, o más feas. La inteligencia es otro factor que está en la mira de las mujeres que se empeñan en ser verdugos de sus congéneres, la manera como miden la inteligencia nuestra esta más fundamentada en la capacidad que tengamos para ser arpías, y para pelear en el campo de batalla por un macho, al punto que quienes usamos nuestra energía vital en algo diferente a menudo somos atacadas, acusadas y juzgadas severamente por ello.
La monogamia es un credo del que es prohibido sustraerse porque la mujer que no pacte con la monogamia, los celos, la posesividad y la exclusividad afectiva y sexual es una bruja contemporánea a la que bien se podría llevar a la hoguera, entre otras cosas porque su libertad de pensamiento la convierte en una amenaza para el género y para quienes usan el matrimonio como estandarte de la seguridad.
Con frecuencia en grupos de mujeres he preferido guardar mis opiniones respecto a conflictos de pareja en los que a mi manera de ver tiene mas responsabilidad la mujer y su inflexibilidad al respecto que el mismo hombre, aunque no puedo negar que los hombres gozan de cierto masoquismo, lo cual es fácil demostrar ya que algunas relaciones sólidas están basadas en la sumisión masculina más que en la femenina.
Las mujeres tenemos una siquis muy compleja, y nuestros demonios son más abstractos que los de ellos, y es por eso que a menudo somos más verdugos para las demás mujeres de lo que un hombre puede llegar a ser. Leía la otra vez en un reporte de un estudio que la mayoría de los casos de violencia doméstica se dan porque la mujer ha provocado la agresividad de los hombres, escenas de celos donde se le esconden las llaves de la casa o del auto para inmovilizarlos, esconder su teléfono celular con el mismo objetivo, manipular el tiempo del otro y violentar sus claves en Internet para acceder información, forman parte de las técnicas de protección de la pareja que la mujer considera lícitas y que provocan violencia física en los hombres. Con esto no justifico la violencia que los hombres le propinan a las mujeres, pero si me inclino a pensar que una penosa mayoría no son tanto víctimas como perfectas participantes de lo que les pasa.
La vanidad es la causa número uno por la que la mujer violenta a otra y a veces hasta a sus mismos hijos. El egoísmo femenino se ha exacerbado tanto actualmente, que ha hecho de la maternidad, esa ocupación que tantos santifican, como un rol de dudosa reputación, pero este es tema que ocupará otras páginas.
Todo esto vino a mi mente porque participé en el concurso de poesía “Grito de mujer” que organizó La Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos en Miami (AIPEH – Miami) y Encuentros Literarios Internacionales “Luz del Corazón” (ELILUC) donde recibí una mención de honor, participé con dos poemas, uno que reúne todo el valor de la mujer “insignificante” que no pretendo para nada que sea peyorativo, y cuyo término he recogido de la manera como las mismas mujeres se expresan de estas mujeres, de las que hablo en mi poema, y que en mi concepto son las mujeres que han levantado el mundo y que no reciben ningún reconocimiento porque están en el anonimato con ese rótulo de insignificantes. Mi grito de mujer fue por ellas, y el otro poema por las que donan su vida porque no consideran la opción de defenderse. Esta opción es tan respetable como lo es la de aquella que levanta su mano y devuelve el golpe.
Pero no quería dejar de mostrar el dorso de algo que brilla, el lado invisible de la guerrera que se defiende pero que también ataca…
DIOSAS.
Mujeres diosas que le han librado batallas
A las amantes de sus esposos desde
El trono de su silencio.
Mujeres extremadamente bellas y jóvenes
Que se han marchitado después de años
Sin recibir un sólo cumplido de sus machos.
Mujeres asediadas por los celos de un macho
Que descargaba toda su inseguridad en ellas
Haciéndolas responsables de su propia minusvalía.
Mujeres que se han entregado con pasión devota
Apostándole su propio destino a un amante que las deja
Con el sinsabor y la duda del desamor.
Mujeres irrespetadas por ellas mismas, permisivas
Débiles pero tan fuertes para vivir a pesar de todo eso.
Mujeres con úteros grandes, y mujeres sin úteros
Porque los han dejado en un quirófano
Para no desangrarse de dolor.
Mujeres maltratadas por su primer macho:
Un padre que les mutila medio cerebro
Medio cuerpo y su vida sexual completa.
Mujeres a las que les violaron su pensamiento
Fieras domesticadas que luchan en la selva de sus instintos
Por ganarle la batalla al sufrimiento.
Mujeres que sobreviven al dolor emocional día a día
Pero que están desahuciadas por la vida,
Que caminan porque todavía sus piernas se mueven
Que no tienen ya lágrimas, que se las gastaron
En la primavera de sus vidas.
Mujeres con sus almas salvajes expuestas como heridas abiertas.
Con un dolor contagioso que de solo mirarlas uno cree pisar el infierno.
A pesar de todo, estas mujeres,
Sepultan temporalmente sus instintos
Su médula básica y son buenas madres,
Buenas hijas, buenas amigas, buenas estudiantes,
Buenas trabajadoras, aunque no se sientan bellas atractivas y sensuales
Sobreviven gracias a esa materia prima que sigue moldeando a las mujeres
Pese a la adversidad emocional en que muchas siguen viviendo.
Luz Dary Jiménez
OCASO
“La vida es una Bailarina
Que danza con la muerte
Hasta que ésta última la gana
En un giro”
Las mismas manos
Que te dieron vida
En un rito orgásmico
Que fertilizaron tu vientre
Haciéndote mujer
Tensaron la cuerda
Entre tu alba y tu luna
Ni una huella...
Ni una sospecha
Atisbaron tus ojos
Para alertarte
Del ave que rondaba ya tus sueños
Dormimos junto a ella (Muerte invisible)
Única compañera...
Camuflada en trajes de pasión o de infierno.
Luz Dary Jiménez
Comentarios
Claro que las mujeres también somos dañinas contra nosotras mismas, porque el patriarcado está también en nuestras carnes.
El patriarcado no es algo que esté en los hombres y del que seamos "víctimas" las mujeres: el patriarcado es algo que está en todos los humanos -y humanas- de esta civilización, y es precisamente eso que tan bien describes: PODER, COMPETITIVIDAD, AVARICIA, EGOÍSMO...
Gracias, abrazos!
Claudia L.