ADIOS MI DULCE VERDUGO
Ya hace un año desde que tuve que dejar el último empleo que tuve, del que hablaba en un artículo anterior, luego de soportar estoicamente una persecución laboral por actividad sindicalista, por organizar un paro de actividades y por denunciar que nuestra salud estaba en riesgo por las condiciones laborales que teníamos.
Demasiado tarde supimos que una mujer que trabajaba con nosotros y que era la que más leña le ponía al fuego señalando las irregularidades y las injusticias que tenía la empresa para con los empleados, era la misma que actuaba como doble espía, llevando información a los altos mandos de la empresa sobre las acciones que habíamos emprendido al buscar un nuevo sindicato para que se hiciera cargo de los empleados. El día de las elecciones, la empresa se jugó algunas fichas "legales" para evitar que las elecciones se realizaran con lo que se le dio al menos por un año más el contrato al sindicato existente que todos sabíamos que era un sindicato patronal. Por más que tratamos de anular ese nuevo contrato no lo conseguimos, ese fue el fin no sólo de la campaña que el nuevo sindicato hacía para entrar a la empresa, sino el fin de mi etapa laboral allí. Tuve que abandonar la empresa bajo amenaza de instaurar cargos federales en mi contra, voluntariamente me marché sin renunciar, pero utilicé la ley a mi favor y dejé a la empresa encartada con un limbo laboral que ellos mismos no sabían como resolver, cuando ellos y el sindicato patronal me llamaron para negociar era tarde, ya estaba corriendo una demanda en su contra.
Un año más tarde el juez ha dictado sentencia a mi favor y me voy además con la victoria de que el jefe inmediato mío que nos acosaba sexualmente a todas las mujeres que trabajábamos allí, fuera despedido, aunque no fue despedido por esto, sino por robo continuado a la compañía. Aunque no me puedo quejar de los beneficios económicos que esta demanda me dejó (el asunto monetario ocupara otro artículo) los del sindicato tenían razón, cuando me dijeron que para una empresa es más rentable salir de un lider sindicalista y darle una compensación porque en terminos prácticos el dinero que le pagan a uno es insignificante en comparación con el que siguen produciendo gracias a los empleados que siguen acobardados, temerosos y sin protección legal haciendo dinero para la empresa.
A pesar de que en apariencia esta es una victoria para mi, de alguna manera no lo es, la compañía sigue operando, con las mismas falencias, la explotación laboral sigue a la orden del día, el maltrato a los empleados continua, los salarios injustos también, pero sobre todo la mujer doble espía sigue allí haciéndole daño a la mayor cantidad que gente que puede, y uno de los jefes sigue haciendo de Hitler, como le llamábamos, se imaginaran porqué, sin que lo alcance aún el brazo de la justicia.
Quise beneficiar a muchas personas con mi demanda, sólo que para ello, los implicados tenían que quererlo, la justicia humana funciona de alguna manera en sincronía con las leyes del universo, cada uno es responsable de si mismo y debe decidir ser tratado justamente. La triste verdad es que una minoría reclaman justicia; y una mayoría se conforman con quejarse todo el tiempo por ser tratados injustamente, hay un tercer bando que simplemente venden su libertad y su derecho a la justicia por alguna limosna ocasional, como la mujer informante.
A veces hablo con alguno de mis ex compañeros que siguen trabajando allí y me cuentan las mismas historias de horror que yo misma viví, y me entristece que mi demanda no haya tenido eco en todos ellos, es cuando comprendo que tenemos lo que necesitamos, y que si no estamos dispuestos a correr riesgos para cambiar nuestras condiciones de vida, no obtendremos cambios. Si, somos responsables de lo que nos pasa en la vida, y también de lo que no nos pasa.
Demasiado tarde supimos que una mujer que trabajaba con nosotros y que era la que más leña le ponía al fuego señalando las irregularidades y las injusticias que tenía la empresa para con los empleados, era la misma que actuaba como doble espía, llevando información a los altos mandos de la empresa sobre las acciones que habíamos emprendido al buscar un nuevo sindicato para que se hiciera cargo de los empleados. El día de las elecciones, la empresa se jugó algunas fichas "legales" para evitar que las elecciones se realizaran con lo que se le dio al menos por un año más el contrato al sindicato existente que todos sabíamos que era un sindicato patronal. Por más que tratamos de anular ese nuevo contrato no lo conseguimos, ese fue el fin no sólo de la campaña que el nuevo sindicato hacía para entrar a la empresa, sino el fin de mi etapa laboral allí. Tuve que abandonar la empresa bajo amenaza de instaurar cargos federales en mi contra, voluntariamente me marché sin renunciar, pero utilicé la ley a mi favor y dejé a la empresa encartada con un limbo laboral que ellos mismos no sabían como resolver, cuando ellos y el sindicato patronal me llamaron para negociar era tarde, ya estaba corriendo una demanda en su contra.
Un año más tarde el juez ha dictado sentencia a mi favor y me voy además con la victoria de que el jefe inmediato mío que nos acosaba sexualmente a todas las mujeres que trabajábamos allí, fuera despedido, aunque no fue despedido por esto, sino por robo continuado a la compañía. Aunque no me puedo quejar de los beneficios económicos que esta demanda me dejó (el asunto monetario ocupara otro artículo) los del sindicato tenían razón, cuando me dijeron que para una empresa es más rentable salir de un lider sindicalista y darle una compensación porque en terminos prácticos el dinero que le pagan a uno es insignificante en comparación con el que siguen produciendo gracias a los empleados que siguen acobardados, temerosos y sin protección legal haciendo dinero para la empresa.
A pesar de que en apariencia esta es una victoria para mi, de alguna manera no lo es, la compañía sigue operando, con las mismas falencias, la explotación laboral sigue a la orden del día, el maltrato a los empleados continua, los salarios injustos también, pero sobre todo la mujer doble espía sigue allí haciéndole daño a la mayor cantidad que gente que puede, y uno de los jefes sigue haciendo de Hitler, como le llamábamos, se imaginaran porqué, sin que lo alcance aún el brazo de la justicia.
Quise beneficiar a muchas personas con mi demanda, sólo que para ello, los implicados tenían que quererlo, la justicia humana funciona de alguna manera en sincronía con las leyes del universo, cada uno es responsable de si mismo y debe decidir ser tratado justamente. La triste verdad es que una minoría reclaman justicia; y una mayoría se conforman con quejarse todo el tiempo por ser tratados injustamente, hay un tercer bando que simplemente venden su libertad y su derecho a la justicia por alguna limosna ocasional, como la mujer informante.
A veces hablo con alguno de mis ex compañeros que siguen trabajando allí y me cuentan las mismas historias de horror que yo misma viví, y me entristece que mi demanda no haya tenido eco en todos ellos, es cuando comprendo que tenemos lo que necesitamos, y que si no estamos dispuestos a correr riesgos para cambiar nuestras condiciones de vida, no obtendremos cambios. Si, somos responsables de lo que nos pasa en la vida, y también de lo que no nos pasa.
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