ELLOS TU Y YO
Hoy hace un año que nació este blog, me embaracé de él motivada por un artículo de una escritora americana fantasma, quien aseguraba ganar dos mil quinientos dólares al mes y a veces más, monetizando su blog, Para lo cual compré un curso que me enseñaría como hacerlo por el que pagué ochenta y nueve centavos de dólar y seguí minuciosamente todos los pasos, de hecho lo sigo haciendo, sólo que un año después no he alcanzado la ambiciosa cifra de la que habla no ella sino muchos fantasmas motivadores al respecto en la red, cabe decir que he tratado infructuosamente de localizar a la mujer que escribió aquel artículo. Pero me pregunto cuantas personas depositan ochenta y nueve centavos de dólar diariamente con la promesa de ganarse dos mil quinientos dólares al mes, y me respondo que debo vender cursos a ochenta y nueve centavos de dólar.
Para hoy tenía preparado tremendo material audiovisual como celebración de esta fecha, pero youtube se declara incapaz de procesar mi video, por lo que no tuve éxito al respecto. Interpreto esto como una forma de seguir probando mi capacidad de aceptar los cambios súbitos de los planes que tengo concebidos; y mi manera de reaccionar a esos cambios. Esto lo dice una de mis voces porque hay otra que no se siente nada feliz con youtube por no subir mi video.
Y es que el video está inspirado en esas voces que callamos y en las que gritan a través de nosotros, y en como algunas voces se imponen más que otras. Como somos tan poco diestros en escucharnos a nosotros mismos, se nos dificulta identificar quienes realmente están hablando a través de nosotros, quizá hablen nuestros condicionamientos sociales, familiares, religiosos, culturales, educativos o una perfecta combinación de todos ellos. A veces nos identificamos tanto con ciertas voces que pensamos que somos esas voces, y construimos una personalidad para esa voz, sin percatarnos que muchas veces no somos consecuentes con esa imagen que hemos construido. Cuantas veces por accidente hemos comprendido que estamos hablando como nuestra madre, o una tía, o como alguna figura de autoridad que influyó en nuestra educación.
Lo más curioso es que en medio de todas esas voces se pierde la voz del alma, la que grita por nuestras búsquedas pero que ahogamos por diferentes motivos, muy bien justificados por demás. De alguna manera es como si estuviéramos condenados a vivir fragmentados. Cuando se nos pide la opinión sobre un tema, sobre todo si ese tema es polémico, hay una voz que se pronuncia esperando decir lo que nos otorgará aprobación social, mientras una voz que es la verdadera, aquella voz salvaje que a veces se revela, queda ahogada en alguna parte de nuestro ser, es la misma que podemos escribir en un diario personal, o de la que hacemos un secreto que le confesamos a alguna amiga.
Estoy convencida que los secretos más grandes que guardamos son los que tienen que ver con las cosas simples de nuestra cotidianidad, tenemos más secretos incluso con nosotros mismos que con los demás, pensamos que esas voces que ahogamos no son visibles, pero lo son, en nuestra expresión corporal, en la construcción de una frase donde queda en evidencia lo que estamos silenciando, en nuestros actos que a veces no danzan en armonía con nuestras palabras, en nuestra manera de relacionarnos con el entorno y de muchas maneras más.
Conseguí subir un video corto de uno de los ensayos de la entrevista que me hicieron para ilustrar esta idea que espero haber dejado plasmada y clara en este artículo, y ese video es el que les comparto a continuación. Los dejo con esta reflexión y aspiro a que consigamos identificar esas voces que hemos silenciado, que las saquemos del cajón de las inhibiciones y que las dejemos gritar, que tengamos el atrevimiento de correr el riesgo a no ser aceptados socialmente, en mi experiencia propia, cuando uno saca su voz personal, la que resuena con la misión del alma, la que tiene nuestro sello, recibimos mucha desaprobación, es apenas natural que nuestro entorno reaccione a algo a lo que no están acostumbrados, pero esto no dura mucho, con el tiempo obtenemos la maravillosa ganancia de obtener más respeto de los demás, porque saben que ya no se están relacionando con la máscara de un carcelero que tiene atrapadas a sus voces en lo más profundo de su ser.
Para hoy tenía preparado tremendo material audiovisual como celebración de esta fecha, pero youtube se declara incapaz de procesar mi video, por lo que no tuve éxito al respecto. Interpreto esto como una forma de seguir probando mi capacidad de aceptar los cambios súbitos de los planes que tengo concebidos; y mi manera de reaccionar a esos cambios. Esto lo dice una de mis voces porque hay otra que no se siente nada feliz con youtube por no subir mi video.
Y es que el video está inspirado en esas voces que callamos y en las que gritan a través de nosotros, y en como algunas voces se imponen más que otras. Como somos tan poco diestros en escucharnos a nosotros mismos, se nos dificulta identificar quienes realmente están hablando a través de nosotros, quizá hablen nuestros condicionamientos sociales, familiares, religiosos, culturales, educativos o una perfecta combinación de todos ellos. A veces nos identificamos tanto con ciertas voces que pensamos que somos esas voces, y construimos una personalidad para esa voz, sin percatarnos que muchas veces no somos consecuentes con esa imagen que hemos construido. Cuantas veces por accidente hemos comprendido que estamos hablando como nuestra madre, o una tía, o como alguna figura de autoridad que influyó en nuestra educación.
Lo más curioso es que en medio de todas esas voces se pierde la voz del alma, la que grita por nuestras búsquedas pero que ahogamos por diferentes motivos, muy bien justificados por demás. De alguna manera es como si estuviéramos condenados a vivir fragmentados. Cuando se nos pide la opinión sobre un tema, sobre todo si ese tema es polémico, hay una voz que se pronuncia esperando decir lo que nos otorgará aprobación social, mientras una voz que es la verdadera, aquella voz salvaje que a veces se revela, queda ahogada en alguna parte de nuestro ser, es la misma que podemos escribir en un diario personal, o de la que hacemos un secreto que le confesamos a alguna amiga.
Estoy convencida que los secretos más grandes que guardamos son los que tienen que ver con las cosas simples de nuestra cotidianidad, tenemos más secretos incluso con nosotros mismos que con los demás, pensamos que esas voces que ahogamos no son visibles, pero lo son, en nuestra expresión corporal, en la construcción de una frase donde queda en evidencia lo que estamos silenciando, en nuestros actos que a veces no danzan en armonía con nuestras palabras, en nuestra manera de relacionarnos con el entorno y de muchas maneras más.
Conseguí subir un video corto de uno de los ensayos de la entrevista que me hicieron para ilustrar esta idea que espero haber dejado plasmada y clara en este artículo, y ese video es el que les comparto a continuación. Los dejo con esta reflexión y aspiro a que consigamos identificar esas voces que hemos silenciado, que las saquemos del cajón de las inhibiciones y que las dejemos gritar, que tengamos el atrevimiento de correr el riesgo a no ser aceptados socialmente, en mi experiencia propia, cuando uno saca su voz personal, la que resuena con la misión del alma, la que tiene nuestro sello, recibimos mucha desaprobación, es apenas natural que nuestro entorno reaccione a algo a lo que no están acostumbrados, pero esto no dura mucho, con el tiempo obtenemos la maravillosa ganancia de obtener más respeto de los demás, porque saben que ya no se están relacionando con la máscara de un carcelero que tiene atrapadas a sus voces en lo más profundo de su ser.
Comentarios
Desde el comienzo hasta el fin. Me dije (transcribiendolo a mi "argot" Clemencino): "Que falta de Oficio"....porque en mi "argot" (y valga la redundancia) la "falta de oficio" hace que "Nos liberemos de ......para concentrarnos en". Vivimos tan distraidos y absortos en tantos elementos externos, es decir "ocupados" que solo al faltarnos "oficio" logramos callar nuestra mente para poder escucharnos, percibirnos. Genial tu articulo! Y en cuanto al video: "una imagen vale mas que mil palabras" Chevere Lulu!
Clemencia Huertas