LIBERAR Y SER LIBERADO.

Tres veces por semana, parqueo el auto en el mismo lugar donde lo hice durante 10 años, después recorro el largo pasillo que me separa del que fue mi hogar durante el mismo tiempo, a menudo ese recorrido dura más tiempo del que recuerdo duraba cuando vivía allí, es cuando me percato de la relatividad del tiempo y la distancia, porque esta vez hago el recorrido tratando de recordar las veces que caminaba por ese pasillo y que me esperaba el apartamento con mi ex esposo dentro y nuestros tres ex gatos, trato de acceder a emociones viejas, trato de añorar aquellos tiempos, de extrañar a los gatos mirando por la ventana, pero nada de eso aparece en mi panorama emocional. Cuando paso frente al apartamento me detengo y miro la enorme ventana con una persiana nueva y sin gatos adornándola, la puerta de servicio y la puerta principal exactamente iguales, lo único que varía es que ya no tengo la llave de aquel lugar y que dentro hay un escenario completamente diferente al que nosotros teníamos montado.

Entonces me percato de nuevo que la vida es como una obra de teatro que se reescribe a si misma a diario, o que nosotros escribimos, sea que lo hagamos responsable o irresponsablemente ese libreto es único e irrepetible, a pesar de que nos empeñamos en recrear las mismas escenas a diario en nuestro afán por mantener la ilusión de que tenemos estabilidad y seguridad, algo ajeno a nuestro supuesto control y poder, mueve, a nuestro pesar, las líneas de ese libreto y juega con la utilería de ese escenario, o simplemente recrea nuevos dramas para que los protagonicemos.

Mientras recojo el correo del buzón donde antes sólo llegaba nuestra correspondencia, pero que ahora alguien más comparte con nosotros, todo lo que me circunda me parece desconocido, al punto que a veces dudo de haber vivido realmente allí, entonces me pregunto si seré una persona normal, por no extrañar el lugar que fue tan importante para mi, es cuando me siento extranjera en esta piel. Extrañar no forma parte de mi inventario emocional, me parece apenas normal que los espacios que ya no ocupo, sean ocupados por alguien más, que las personas que ya no me acompañan escenifiquen  su libreto en nuevos escenarios con nuevos actores de reparto, me parece apenas natural que las experiencias que ya vivimos, se hayan marchado de mi memoria y que tenga espacio para archivar nuevas experiencias. A veces he pensado que la añoranza y la nostalgia nos la inventamos para darle más dramatismo a nuestra propia obra, y quizá mi obra no tenga el picante del drama de la nostalgia, quizá mi libreto tiene más paz en los sentidos de lo que es permitido en esta tierra, pero siempre que reflexiono en todo esto, llego a la misma conclusión: me emociona más la idea de recrear nuevas experiencias en esta vida que usar mi tiempo llorando y extrañando las que ya pasaron.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias, por compartirnos como siempre tus vivencias. Sí, tú lo dices, vamos cambiando constantemente de escenario y a veces con otros actores/actrices. Sin embargo lo "vivido" quedará siempre en nuestro recuerdo y uno nunca sabe que nos depara el futuro y como reaccionaremos si esos compañeros de reparto vuelven a nuestro escenario. Sorpresas nos da la vida! Lo importante es que nos sintamos bien con cada papel que nos corresponde para sacar el mejor provecho a cada escenario. Ahora si como dicen por ahí "nadie nos quita lo vivido". Todo eso forma parte del aprendizaje que necesitamos. "Aún con ...sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso."
Abrazos superpositivos,
Mirta
Anónimo ha dicho que…
Bueno que bien por tí, y que envidia tener esa capacidad para avanzar en tu propio camino sin detenerte a nada, un abrazo, el fotografo

Entradas populares de este blog

LA SEXIGENARIA

LA RESURRECCIÓN DE COQUITO

HADA DE LAS ALAS ROTAS.