ATRAVESAR EL PURGATORIO PARA ACCEDER EL CIELO.

Estaba haciéndome un sándwich y como siempre suelo hacerlo, le recorté los bordes al pan antes de poner a tostar el sándwich, una amiga que estaba conmigo me preguntó porque hacía eso y mi memoria se remontó inevitablemente a mi niñez cuando me servían la comida y yo consumía lo que me gustaba de la comida y dejaba el resto. Mi madre pensó que sería buena idea servirme primero lo que no me gustaba y dejar para lo último, como premio, lo que más disfrutaba en aras de ser una niña bien alimentada. En ese proceso aprendí a llenar mis bolsillos de comida, a poner la comida debajo del mantel y a usar el sifón del piso del comedor para meter la comida indeseada en aras de poder saborear la que me gustaba. Obviamente todo fue descubierto, y el último recurso que agotó mi madre fue el religioso, argumentando que la comida que no me gustaba era la simbología del purgatorio, y la comida que me gustaba era el cielo “hay que pasar por el purgatorio antes de ganarse el cielo’ concluía.

Como nunca me gustó el purgatorio, simplemente renuncié a él y al cielo al mismo tiempo, así fue como siempre fui una niña flaca y escuálida que exhibía sin vergüenza alguna su mala alimentación, hasta que mi madre decidió dejarme entrar al cielo sin tener que pasar por el purgatorio, ya que ni los purgantes ni los jarabes para el apetito consiguieron que sintiera un mínimo de simpatía por el purgatorio.

Así ha sido como siempre he descartado de mi dieta las cosas que no me gustan, y he accedido el cielo directamente, los lados de los panes son para mí el purgatorio de los panes. En estos días en que hablaba con alguien acerca de los esposos y el uso que cada mujer le da a ellos, me quedé pensando en que muchas mujeres viven constantemente en un purgatorio sólo para acceder transitoriamente el cielo, tienen sexo con un hombre que nos les gusta (purgatorio) para poder acceder a su buena economía (el cielo) soportan mal tratos de un hombre (purgatorio) para no estar solas (el cielo) y me pregunto cuantas también tendrán prácticas sexuales en donde primero pasan por el purgatorio (hacer cosas que no quieren) con la esperanza de poder tocar el cielo (el orgasmo).

Parece que hemos estado en líneas generales marcados por esa premisa, invertimos media vida estudiando asignaturas que no nos interesan (purgatorio) para acceder mejores posiciones laborales representadas en más dinero y estatus (el cielo) soportamos empleos que no nos gustan (purgatorio) para tener una buena economía (el cielo) negociamos nuestros valores y los empeñamos en trabajos que así lo exigen (purgatorio) en aras de tener seguridad financiera (el cielo) postergamos nuestras vidas en un mientras tanto (purgatorio) esperando por la gran oportunidad de nuestra vida (el cielo) y así sucesivamente. Pero es que quien no ha conocido el cielo, porque ha estado tanto tiempo en el purgatorio ¿Cómo podría estar seguro que el cielo al que aspira es realmente el cielo?


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Aayyyy yo tambien tuve que pasar por el purgatorio (vivir en mi Peru mientras mi piloto vivia en USA) antes de llegar al cielo (estar reunuda con el y su minino en Colombia)
Besos queridita!
Vilma

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