DE ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
Hace unos días había invitado a mi amiga Gloria a una reunión de superación personal, donde además de la conferencia central tendríamos una meditación grupal. El día del evento ella se apareció con un par de amigas y una niña de 10 años, la situación me incomodó. En ese punto de la situación de nada servía que dijera en voz alta que no debían llevarse niñas a una reunión donde había meditación, asumiendo que la pequeña perturbaría el ambiente silencioso de la meditación. Pero lo hice, y con ello las incomodé a todas.
Tuve que encerrarme en el baño antes de que empezara la reunión para hacer una relajación y sostener un mudra para retomar mi centro y abrirme a una circunstancia que aunque no me gustaba, no podía cambiar.
Lo que nunca contemplé en aquellos momentos de agitación emocional, fue que la pequeña Luna, que así se llama la niña, no sólo sabe meditar, sino que sabe como interactuar con adultos, tiene facilidad para tocar el piano y hasta vende libros de ángeles. La madre de Luna, me dio una lección de tolerancia siendo muy amable conmigo pese al mal rato que le hice pasar con la pésima bienvenida que les había dado, y mi amiga Gloria, me dio tremendas lecciones acerca de tolerancia humildad y comprensión, sin contar con que sentí que iluminó una parte oscura de mi misma, simplemente restándole importancia a mi sico rigidez.
Mi encuentro con la mamá de la pequeña resultó ser la respuesta a una petición que le estaba haciendo al universo hacía unos meses, pues ella resultó ser la persona que yo estaba buscando para una transacción que necesito hacer, y pensar que en ese momento le habría podido cerrar las puertas a una oportunidad en mi vida simplemente por olvidar que todos los encuentros son sagrados, sobre todo aquellos que nos disgustan o que no están debidamente programados.
Cuantas veces en el pasado le habré cerrado las puertas a una oportunidad en mi vida simplemente por ser reactiva y permitir que una situación no habitual se me salga de control, cuantas veces por estar esperando que todo se haga de acuerdo a como lo tengo planeado o a como yo quiero que se haga también habré dejado pasar de largo nuevas y excitantes oportunidades en mi vida, es lo mismo que sucede cuando juzgamos a las personas por su apariencia física, y no nos permitimos estar atentos a explorar los tesoros que todos tenemos.
La reunión que estaba planeada para un par de horas se prolongó por unas seis horas en las que departimos de manera muy agradable. La pequeña Luna terminó la velada tocando el piano con mi esposo y haciendo preguntas acerca de los planetas, preguntas que a mi misma jamás se me habrían ocurrido. Durante nuestro regreso a casa trajimos en el auto a Luna y a su madre y aprendí mucho de las preguntas que Luna tenía sobre astronomía, y sobre las respuestas que mi esposo le daba como si estuviera en una entrevista de televisión.
Como el ego siempre anda a la expectativa de que el alma no tome más protagonismo que él, ahora debo ser yo quien esté a la expectativa de que mi ego no me arrebate este tipo de banquetes y me haga olvidar que cuando una situación no sea de mi agrado de mi depende que la convierta en un encuentro o en un desencuentro.
Tuve que encerrarme en el baño antes de que empezara la reunión para hacer una relajación y sostener un mudra para retomar mi centro y abrirme a una circunstancia que aunque no me gustaba, no podía cambiar.
Lo que nunca contemplé en aquellos momentos de agitación emocional, fue que la pequeña Luna, que así se llama la niña, no sólo sabe meditar, sino que sabe como interactuar con adultos, tiene facilidad para tocar el piano y hasta vende libros de ángeles. La madre de Luna, me dio una lección de tolerancia siendo muy amable conmigo pese al mal rato que le hice pasar con la pésima bienvenida que les había dado, y mi amiga Gloria, me dio tremendas lecciones acerca de tolerancia humildad y comprensión, sin contar con que sentí que iluminó una parte oscura de mi misma, simplemente restándole importancia a mi sico rigidez.
Mi encuentro con la mamá de la pequeña resultó ser la respuesta a una petición que le estaba haciendo al universo hacía unos meses, pues ella resultó ser la persona que yo estaba buscando para una transacción que necesito hacer, y pensar que en ese momento le habría podido cerrar las puertas a una oportunidad en mi vida simplemente por olvidar que todos los encuentros son sagrados, sobre todo aquellos que nos disgustan o que no están debidamente programados.
Cuantas veces en el pasado le habré cerrado las puertas a una oportunidad en mi vida simplemente por ser reactiva y permitir que una situación no habitual se me salga de control, cuantas veces por estar esperando que todo se haga de acuerdo a como lo tengo planeado o a como yo quiero que se haga también habré dejado pasar de largo nuevas y excitantes oportunidades en mi vida, es lo mismo que sucede cuando juzgamos a las personas por su apariencia física, y no nos permitimos estar atentos a explorar los tesoros que todos tenemos.
La reunión que estaba planeada para un par de horas se prolongó por unas seis horas en las que departimos de manera muy agradable. La pequeña Luna terminó la velada tocando el piano con mi esposo y haciendo preguntas acerca de los planetas, preguntas que a mi misma jamás se me habrían ocurrido. Durante nuestro regreso a casa trajimos en el auto a Luna y a su madre y aprendí mucho de las preguntas que Luna tenía sobre astronomía, y sobre las respuestas que mi esposo le daba como si estuviera en una entrevista de televisión.
Como el ego siempre anda a la expectativa de que el alma no tome más protagonismo que él, ahora debo ser yo quien esté a la expectativa de que mi ego no me arrebate este tipo de banquetes y me haga olvidar que cuando una situación no sea de mi agrado de mi depende que la convierta en un encuentro o en un desencuentro.
Comentarios
Violeta