VÍCTIMAS MANUFACTURADAS

En noviembre del 2009 se ganó en el estado de la Florida la mayor condena jamás dictada contra un fabricante de cigarrillos. Philip Morris USA debió pagar 56,6 millones como reparación por gastos médicos y el sufrimiento padecido y 244 millones por falta profesional. El tribunal consideró que la ex fumadora era en un 10% responsable por haber comenzado a fumar. Cindy Naugle, quien se desplaza en silla de ruedas y necesita asistencia respiratoria permanente, dejó de fumar en 1993 tras 25 años de adicción.

Siempre me he preguntado como serían las cosas si existiera una dura legislación contra los fumadores y los consumidores de drogas y alcohol, si se determinara legalmente que la responsabilidad por los efectos del consumo de estas sustancias es mayor en los consumidores que en los vendedores, es posible que las cosas funcionaran distinto, y que fuéramos más responsables de nosotros mismos.

Las indemnizaciones que se le pagan a personas que han estado en cautiverio son otra prueba de que somos una sociedad cuya predisposición a la victimización funciona perfectamente. Buscar un culpable de lo que nos sucede en vez de revisar nuestra responsabilidad, nuestra participación o buscar el aprendizaje de la experiencia, es algo que ni siquiera consideramos, pues siempre habrá un perfecto chivo expiatorio a quien culpar por todo lo que nos pasa.

En el caso de las personas que han estado en cautiverio esto demuestra que los únicos que se benefician económicamente con el secuestro no son los secuestradores, sino muchos más, empezando por las mismas víctimas, sus familias, y algunos círculos que giran en torno a la industria de la victimización. No parece tan mal negocio estar en "retiro" involuntario unos años jugándose la vida (de igual forma los que no estamos secuestrados siempre nos la estamos jugando) para que cuando la liberación se produzca encuentres a alguien a quien culpar por ello y recibas una suntuosa compensación con la cual vivirás cómodamente el resto de tu vida. Entre otras cosas si no encuentras a quien culpar, te puedes volver automáticamente escritor, así jamás hayas tocado una pluma o hayas leído un libro, y publicas el banquete de victimización que es lo que el público quiere leer con lo que también se puede resolver tu futuro. Las utilidades que se le puede dar a un secuestro son tantas y depende de la creatividad de cada cual para convertirlas en oro materialmente hablando, porque lamentablemente pocas veces se convierten en oro para el alma.



Alguna vez fui invitada a la grabación de un programa especial de televisión para personas que habían sido secuestradas y fue triste ver que la experiencia no les había servido de mucho, que el ser humano que residía dentro de ellos no se había pulido con la experiencia y que a cambio sus egos habían engordado más y que el resentimiento seguía vigente. Las torturas y los malos momentos eran exhibidos como trofeos de guerra por los que se esperaba alguien pagara no con justicia sino con dinero.

La victimización es uno de los azotes de la humanidad, es lo que nos asegura la supervivencia parasitaria, y la que de alguna manera se adopta como estilo de vida porque es más rentable que la responsabilidad personal. En una crítica mordaz del campo de la sicología profesional, Tara Dineen escribió que un segmento de la industria sicológica creaba "víctimas manufacturadas", animando a los pacientes a pensar en si mismos como mercancías dañadas que han caído víctimas de la discriminación a manos de otros, sean padres, parejas, compañeros de trabajo o la sociedad en general. Su tesis es que la cultura terapéutica en la que vivimos alienta la detección de problemas personales a la vez que minimiza la responsabilidad personal. Con lo cual el panorama no es muy alentador si hasta los organismos de salud mental están viciados por la ambición material y conocen lo lucrativo que es mantener a sus pacientes adictos a la victimización.

Los medios de comunicación también refuerzan con sus mensajes la victimización, un comercial de la aseguradora State Farm muestra a un hombre completamente torpe a quien le suceden accidentes en serie por cada movimiento que emprende, desde levantar sus archivos hasta simplemente servirse un vaso con agua, a cada paso del hombre aparece un agente de State Farm que paga por sus errores y por sus "accidentes" el mensaje no podría ser más obvio "no se haga cargo de si mismo, ni siquiera se pregunte a usted mismo porque le ocurren tantos accidentes, menos aún considere la opción de que eso cambie, siempre y cuando usted consiga producir el suficiente dinero para pagarle a una aseguradora que responda por todos sus errores".

Este es el ejemplo más claro que he visto de como la victimización nos hace minusválidos emocionales, como reforzando ese rol en nuestras vidas evitamos saber más acerca de nosotros mismos, de nuestras potencialidades, de nuestras verdaderas fortalezas y de nuestro auténtico poder. Renunciar a la victimización requiere ciertamente más valor y más poder, otorgándonos el gran permio de una libertad donde no dependemos del dinero de nadie más, de la compasión de nadie más o de un seguro que nos respalde, donde nos aventuramos por el mundo sin más equipaje que la seguridad que en nosotros mismos nos otorga dejar de jugar el papel de víctimas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
"Nunca he hecho lo que he querido" o "si tuviera la opción no estaría haciendo lo que hago ahora" son frases que escuchamos a menudo, seguidas por la famosa excusa del "otro". "Mi madre", "mi marido", "mis hijos", "las deudas"... Si por un momento no pudiéramos culpar a nadie o a nada por nuestra situación actual nos quedaríamos sin esa muleta y depronto aprenderíamos a caminar por nuestra propia cuenta y riesgo.
Gracias por compartir,
Violeta

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