ADOPCIONES
En casa se discute el tema de la adopción, a decir verdad la ética de la adopción, no vamos a adoptar un bebé si es eso lo que se están imaginando, vamos a desadoptar tres gatos, que han vivido con nosotros una buena parte de nuestras vidas. Son técnicamente hablando nuestros hijos, los que no tuvimos mi esposo y yo juntos, porque ya teníamos hijos en matrimonios anteriores. Aparentemente es un motivo de fuerza mayor, que no discutiré en esta entrada para dejar tema para el futuro, lo cual me hace reflexionar sobre ¿cuándo un motivo es lo suficientemente mayor para dejar la familia y dividirla?.
Éste cuadro lo he visto mucho a lo largo de mi vida con el tema de la emigración, partimos de nuestro país de origen y la familia se divide, a veces los hijos viven en ciudades diferentes a las de los padres y el grupo familiar termina repartido por todo el planeta, organizamos las vacaciones en función de reencontrarnos y algunos hablan con nostalgia y añoranza de aquellos que viven lejos, confieso que a veces no le he encontrado sentido a marcharse del lado de la gente que amamos para tener que regresar una y otra vez a ellos, son momentos de arrebato existencial en los que pienso que los seres humanos nos aseguramos de complicarnos nuestra existencia porque de alguna manera eso nos gusta.
Pero regresando al tema de la adopción, esta semana sobre todo he revivido un episodio con una amiga, eso fue en el año 2008 durante la entrada de la recesión económica a los Estados Unidos, le habían recortado horas de trabajo e incluso la enviaban semanas enteras a su casa sin sueldo, aunque debía darse por bien servida porque el empleo lo seguía conservando. Ella tenía un hijo biológico y otro adoptado, cuando eso pasó, ella decidió devolver al hijo adoptado tras muchos años de adopción, recuerdo que la confrontaba con ese hecho sobre todo porque ella era una mujer de la iglesia con unas creencias religiosas muy fuertes. Siempre le preguntaba que haría entonces con su hijo biológico ¿a quien se lo devolvería? Pero ella siempre decía que era distinto porque ese era suyo, con lo que me quedaba el sinsabor de que al adoptado nunca lo había sentido su hijo. Finalmente comprendí que el motivo que la había llevado a ella a adoptar había sido un poderoso ego espiritual que le exigía lucir muy altruista ante su iglesia y ella solo había cedido a un ego hambriento que la había seducido con una idea equivocada.
No esta pasando muy distinto en casa, Zeus es el gato consentido de mi esposo y el goza de beneficios que las otras dos gatas no disfrutan, Zeus es depresivo y literalmente no podrá vivir sin mi esposo, por lo que él tiene la sartén por el mango y mi esposo tendrá que vivir con él, hasta que uno de los dos desencarne. Afrodita y Osiris, las dos gatas restantes están a disposición del destino, serán entregadas en adopción a alguien que las quiera tener, en el peor de los casos irán a la human society donde les buscaran hogar un par de meses y si no tienen éxito las sacrificarán. Y yo seré una madre desnaturalizada como llegué a pensar que era mi amiga, que decidió adoptar tres gatos quizá porque lucían muy bien en nuestros muebles, pero que a la hora de hacer valer sus derechos como mascotas no lo estoy haciendo.
Es "conveniente" para mi pensar que ésta es una lección de desapego, y que la vida me está poniendo en situaciones en las que tengo que soltar seres queridos, y es posible que así sea de hecho, una cosa es que yo escriba que voy a regalar mis gatas y otra bien distinta será enfrentar las emociones que ese acto detonará en mí. Como voy a manejar esas emociones es algo en lo que ni siquiera me aventuro a pensar con anterioridad, pero sé que va a doler y entonces mi doble lección será además del desapego, el pensarlo dos veces antes de juzgar aunque sea mentalmente que las acciones del otro son menos altruistas y espirituales que las mías.
Éste cuadro lo he visto mucho a lo largo de mi vida con el tema de la emigración, partimos de nuestro país de origen y la familia se divide, a veces los hijos viven en ciudades diferentes a las de los padres y el grupo familiar termina repartido por todo el planeta, organizamos las vacaciones en función de reencontrarnos y algunos hablan con nostalgia y añoranza de aquellos que viven lejos, confieso que a veces no le he encontrado sentido a marcharse del lado de la gente que amamos para tener que regresar una y otra vez a ellos, son momentos de arrebato existencial en los que pienso que los seres humanos nos aseguramos de complicarnos nuestra existencia porque de alguna manera eso nos gusta.
Pero regresando al tema de la adopción, esta semana sobre todo he revivido un episodio con una amiga, eso fue en el año 2008 durante la entrada de la recesión económica a los Estados Unidos, le habían recortado horas de trabajo e incluso la enviaban semanas enteras a su casa sin sueldo, aunque debía darse por bien servida porque el empleo lo seguía conservando. Ella tenía un hijo biológico y otro adoptado, cuando eso pasó, ella decidió devolver al hijo adoptado tras muchos años de adopción, recuerdo que la confrontaba con ese hecho sobre todo porque ella era una mujer de la iglesia con unas creencias religiosas muy fuertes. Siempre le preguntaba que haría entonces con su hijo biológico ¿a quien se lo devolvería? Pero ella siempre decía que era distinto porque ese era suyo, con lo que me quedaba el sinsabor de que al adoptado nunca lo había sentido su hijo. Finalmente comprendí que el motivo que la había llevado a ella a adoptar había sido un poderoso ego espiritual que le exigía lucir muy altruista ante su iglesia y ella solo había cedido a un ego hambriento que la había seducido con una idea equivocada.
No esta pasando muy distinto en casa, Zeus es el gato consentido de mi esposo y el goza de beneficios que las otras dos gatas no disfrutan, Zeus es depresivo y literalmente no podrá vivir sin mi esposo, por lo que él tiene la sartén por el mango y mi esposo tendrá que vivir con él, hasta que uno de los dos desencarne. Afrodita y Osiris, las dos gatas restantes están a disposición del destino, serán entregadas en adopción a alguien que las quiera tener, en el peor de los casos irán a la human society donde les buscaran hogar un par de meses y si no tienen éxito las sacrificarán. Y yo seré una madre desnaturalizada como llegué a pensar que era mi amiga, que decidió adoptar tres gatos quizá porque lucían muy bien en nuestros muebles, pero que a la hora de hacer valer sus derechos como mascotas no lo estoy haciendo.
Es "conveniente" para mi pensar que ésta es una lección de desapego, y que la vida me está poniendo en situaciones en las que tengo que soltar seres queridos, y es posible que así sea de hecho, una cosa es que yo escriba que voy a regalar mis gatas y otra bien distinta será enfrentar las emociones que ese acto detonará en mí. Como voy a manejar esas emociones es algo en lo que ni siquiera me aventuro a pensar con anterioridad, pero sé que va a doler y entonces mi doble lección será además del desapego, el pensarlo dos veces antes de juzgar aunque sea mentalmente que las acciones del otro son menos altruistas y espirituales que las mías.
Comentarios
Fijate que hace tiempo pensé y aun conservo la idea de que de presentarse la oportunidad, me gustaria adoptar a uno o dos bebes, para darles la oportunidad de una vida diferente a la que esten destinados, proveerlos de armas para ser respuestas para este mundo, me gusta pensar que poseo el amor suficiente para llevar esta tarea, aunque naturalmente la decision nunca podra ser de una sola persona en el tema de la adopcion.
Retomando, se que sera dificil, pero por algo llegaron a esa conclusion y a esa necesidad de tomar dicha medida, solo resta tener presente los motivos y soportar el efecto corazon de pollo.
Un beso y animo.