A DONDE FUERES HAZ LO QUE VIERES

Una mujer que me atendió en la oficina del correo fingió no entender mi inglés, de éso hace ya varios años, se rehúso a atenderme y su argumento era fuerte y contundente, según ella yo no estaba hablándole en inglés. Le pedí un libro de estampillas en el mejor inglés que en aquella época podía hablar y ella con una mirada despectiva me decía “usted ve a alguien aquí hablando en español? Porque yo no” al principio estaba confundida pues no entendía porque ella me hablaba de español si yo le estaba hablando en inglés, cuando por segunda vez le repetí mi petición y ella respondió la misma y exacta frase como si fuera un robot, empecé a preocuparme, quizá estaba en cámara escondida, en la dimensión desconocida, estaban tomando una muestra para alguna investigación sobre el comportamiento de los hispanos con los americanos y todos los etceteras que mi generosa imaginación me podía proveer.

Asi que decidí mantenerme parada frente a su mostrador y adoptar su misma postura (por aquello de que a donde fueres haz lo que vieres) es decir repetir de manera fría y desapasionada la misma frase en inglés que se iba desgastando en la medida en que yo contaba el número de veces que la repetía con los dedos de mis manos, mientras ella permanecía imperturbable, fuerte y decidida a no entender mi inglés en particular. Finalmente se acostumbró a mi acento y después de mi repetición número veinticinco la mujer cedió y me preguntó de cuantas estampillas quería mi libro, cuando le respondí me di cuenta que la cosa no terminaba ahí, en tono peyorativo me resaltó el valor de las estampillas como sugiriendo que yo no estaba en condiciones de pagar por ellas. Después de que terminamos la transacción le dije que quizá mi acento no era el mejor, pero que indudablemente si era mejor que su maquillaje, y le pedí que me llamara a su jefe.

El jefe justificó la conducta de la mujer argumentando que era una persona con problemas mentales y que además tenía muchos problemas familiares.

Muchos de nosotros hemos estado en situaciones donde los prejuicios y la discriminación reparten dolor entre quienes no comprenden su verdadera procedencia.

¿No es irónico que un bebé negro constituya un encanto y hasta algo exótico a la vista, y ese mismo bebé crece y se convierte en alguien a quien con frecuencia se discrimina por su color de piel?. La homosexualidad sufre la misma relatividad, desgraciadamente marcada por la misma comunidad homosexual, de ésa forma no es lo mismo ser un gay sastre afeminado, que ser un gay diseñador aunque sea afeminado sobre todo si viste reinas, no es lo mismo ser un gay pobre y feo, que ser un gay feo, pero con poder económico

No es lo mismo ganarse un sueldo satisfaciendo sexualmente a hombres y mujeres, que acostarse desnuda con diferentes personajes de diferentes sexos en un mismo rodaje, para un público significativo, lo segundo no sólo es bien pago y aplaudido sino que además hasta se les pide autógrafos por ello. Unas son llamadas prostitutas las otras son llamadas Divas y se convierten en grandes ejemplos de Superación y de éxito social. Pese a que en el segundo grupo el preludio sexual, los besos y todo el resto del juego erótico se practica quizás con más precisión que en la práctica de la prostitución. Con ésto no pretendo determinar que profesión es mejor, en lo que a mi respecta, las dos merecen todo mi respeto.

Desde esta óptica La discriminación es una absurda e inútil práctica, nuestra ética tambalea cuando el factor económico es quien la determina. Los prejuicios y la discriminación solo están ahí para recordarnos la polaridad en la que estamos sumergidos, la que con el paso del tiempo deberíamos trascender, sin embargo trascenderla resulta una misión ardua mas no imposible. La polaridad es el estado primario en el que el ser humano vive ésta experiencia humana, pero el objetivo primordial del alma es el principio de unidad. La separatividad que tiene como resultado la discriminación, sólo es el reflejo de nuestra fragmentación interior, de nuestro desamor, de la falta de valía y de respeto por nosotros mismos.

De la capacidad de ver a los demás en nosotros mismos, y de vernos a nosotros mismos en los demás, dependerá que el ser humano inicie el camino luminoso que lo conduce al verdadero amor. Separar a los seres humanos en buenos y malos en aceptables y no aceptables es una trampa mortal de la cual terminamos siendo víctimas nosotros mismos, es elegir el camino más largo y más tortuoso hacia nuestra propia evolución.

Comentarios

Yosmar Ache ha dicho que…
Ser prejuicioso es negativo, y aunque cada día trate de ser mejor persona y querer sentir orgullo por decir que no tengo prejuicios me doy cuenta que al decir esa frase, acto seguido viene alguien adoctrinarme su religión y sus puntos de vista aun cuando me considero una persona mente abierta y receptiva a los conceptos y maneras de vida ajena, pero lo que observo es que esos fanáticos religiosos se empenan en "educar" a la población , para recolectar "fieles" a su doctrina.

Cuando se acaba el respeto de libertad de pensamiento entre unos y otros es donde observo que si soy prejuiciosa,y de cierta manera todos lo somos y al ser pre juiciosos nos convertimos en personas que discriminamos, aquí cabe decir que "el que este libre de pecado que tire la primera piedra", o sea nadie se salva, es una cadena donde muchos discriminados también discriminan. entre hispanos existen tantos chistes de burla sobre nosotros mismos que allí es donde comienza todo, Yo he visto mas discriminación entre hispanos que entre personas de otras culturas.

En una oficina de licencia en Mi ami una vez fui testigo durante toda una manana observe que la empleada Gringa que nació y vive en su país y no sabe español se tenia que esforzar en hablar otros idiomas porque las personas hispanas que emigran a USA y no saben español no se esfuerzan en lo mas mínimo, entonces el esfuerzo lo terminan haciendo los gringos, que tal? Si tuviésemos que esforzarnos en enterderle a un chino su idioma en nuestro país, como lo trataríamos? muchas veces pensamos que dominamos el idioma extranjero porque lo que decimos lo tenemos en la mente, y pensamos que los demás están obligados a entendernos, seguramente la empleada de la oficina de correo que te atendió esta obstinada de atender gente que no domina su idioma y ella tenga que esforzarse día a día por eso y se obstino y prefirió implementar esa actitud de hielo, ya después de la incomodidad todo se toma a doble sentido, decir el valor de cada estampilla es normal y usual yo no lo tomaría como discriminatorio, pero claro entre la molestia hasta las miradas perturban, si te pones analizar tu historia, tu también discriminaste al meterte con su apareciencia física, golpeaste su autoestima y luego te vengaste al llamar a su superior, si cada cliente tuviésemos un superior que nos podrían llamar, te imaginas las jaladas de oreja? jajaja trabajar con publico es sumamente difícil, hay clientes que si le sonríes piensan que es que quieres una cita, otros que si no sonríes es que eres un amargado e infeliz, en fin, hay que estar en ese lado de la vitrina para poder entender.

Luz me parece maravillosas tus lineas y así como enfocas un lado de la moneda me encanta hacerte ver el otro lado de la moneda, es como equilibrar un poco las experiencias de la vida.
Anónimo ha dicho que…
A mi me sucede algo muy similar pero que disfruto porque la intención es buena. Cuando voy a la farmacia hay un señor de edad que siempre me atiende y cuando le pregunto por el precio de las cosas me dice: "eso es carísimo, por qué no intenta esto otro". Decidió que todo lo que yo necesito es caro y cuando no hay otra alternativa me cobra con cara de yo-se-que-es-caro-pero-ni-modo. Yo nunca le he llevado la contraria; al contrario, ahora cada vez que voy pregunto por él.
Luz, tus escritos son una delicia, a ver si un día de estos me como un par. Adelante.
Anónimo ha dicho que…
"El algún momento todos hemos discriminado en menor o mayor grado, al calificar a alguien por su color de piel o su nacionalidad (cada vez que contamos cuentos de negros o argentinos), por su modo de vestir o incluso por el tipo de trabajo que realiza. Hemos aprendido a fijar estereotipos que nos llevan a discriminar. Cada vez que nos identificamos con un grupo, con una ideología o una tendencia, comenzamos a diferenciar y "conciente o inconcientemente" discriminamos. Fortalecer nuestras diferencias nos separa más. Reconozcamos nuestras semejanzas, las necesidades que tenemos y los gustos comunes que compartimos. Solo así podremos se más tolerantes y conseguir convivir en armonía.
Felipe A Lora

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