NATURALEZA MASCULINA
Un día precioso de verano, había un escorpión merodeando por los jardines, de repente se encontró con un río en su camino y decidió que quería cruzarlo, pero había un problema, el escorpión no sabía nadar.
Por allí apareció una rana, simpática, alegre y saltarina. El escorpión se le acercó y le preguntó: “hola simpática rana, ¿te importaría que me subiera a tu espalda para cruzar el río y así poder llegar a la otra orilla?“. La rana lo miró atentamente y contestó: “De buen placer lo haría querido escorpión, pero si lo hiciera me clavarías tu aguijón y moriría“. El escorpión replicó sinceramente: ” querida rana, te prometo que tan sólo quiero cruzar el río y que no tengo ninguna intención de matarte con mi veneno. Además, si lo hiciera, los dos moriríamos ahogados“.
La rana decidió creerle y se acercó para que el escorpión se subiera a sus lomos. Encontrándose los dos en el agua, ya a mitad del trayecto, el escorpión levanto su cola y le clavó el aguijón a la rana. Esta, moribunda y poco antes de morir ahogada le preguntó al escorpión: “escorpión, ¿por qué los has hecho? ahora moriremos los dos ahogados“, a lo que el escorpión contestó: “lo siento querida rana, forma parte de mi naturaleza“.
¿Les suena familiar? Algunas de nosotras hemos confiado en que esa ranita que acabamos de encontrar y besar se convierta en príncipe, para terminar aniquiladas por su "naturaleza" de conquistadores innatos. En las conversaciones femeninas con frecuencia el tema central son los hombres, y pocas veces nos expresamos bien de ellos, aunque reconozcamos que no podemos vivir sin ellos. Siempre que ésto pasa me pregunto ¿de dónde salió la idea de la institución matrimonial y a quien se le ocurrió poner bajo el mismo techo a dos criaturas tan distintas? siempre la respuesta que sale a discusión es que los polos opuestos se atraen...
Mis amigos casados con frecuencia me llaman por teléfono a contarme sus problemas y me hacen preguntas acerca de la procedencia de la conducta de sus esposas, la frase final de la pregunta es si acaso eso tiene que ver con las hormonas, y esa última parte de la frase tiene una connotación despectiva. De alguna forma nuestros ritmos hormonales no son vistos con buenos ojos, no sólo por los hombres sino por la sociedad en general, a veces tengo la sensación que algunos se refieren a nuestras hormonas como la causa principal de una suerte de locura, o de algo de lo que debemos sentirnos culpables.
De otro lado las mujeres siempre tienen una queja en común de los hombres, que solo piensan en sexo, lo que las lleva a "hacerlo" a veces sin deseo, en aras de que el señor en mención no se consiga otra señora y si se quiere (y en el mejor de los casos para ellos) una señorita que cubra ese vacío que dejamos en sus cuerpos, cuando las hormonas se nos "alborotan" (lo dicen ellos) y no queremos tener relaciones sexuales.
Entonces me pregunto, si los hombres son tan frenéticos respecto al sexo y además esa es su naturaleza y al parecer no hay nada que podamos hacer ¿porque no se organizó la institución de la pareja entre personas del mismo sexo? Y ya sé que más de uno y una estará abriendo los ojos al leer esto, y diciendo que perdí la razón, pero es apenas razonable que dos personas que aman tanto el sexo vivan juntas para que se consuman en ese fuego, y que dos personas que saben como son sus ritmos hormonales también lo hagan, en aras de mayor armonía y comprensión.
Los hombres piensan que las mujeres somos muy complicadas a la hora de las relaciones sexuales, y las mujeres pensamos que ellos son muy básicos e instintivos; y que dejan de lado el juego erótico, cuando ellos creen que ya no lo necesitan porque ya nos tienen conquistadas.
Cuando las mujeres están buscando pareja la cosa se complica más, porque en ése proceso escuchan toda suerte de promesas y de palabras hermosas que las definen como las diosas absolutas del reino masculino, para terminar enterándose que ese mismo repertorio le pertenece a más de una chica que está en la larga lista del candidato en mención. Y no es porque ellos deliberadamente nos quieran hacer daño, repito, es su naturaleza, el macho sabe que somos auditivas y por lo tanto nos dice lo que queremos escuchar para llegar a nuestro cuerpo, y nosotras sabemos que lo que ellos quieren es nuestro cuerpo y lo ofrecemos para capturar su atención y su afecto, ese es un trato tácito que todas sabemos de una u otra forma, entramos en ese juego sabiéndolo, solo que conservamos la esperanza de ser las heroínas que los liberaremos de su instinto cazador.
La llamada liberación femenina solo nos otorgó libertad laboral y sexual, con lo que sólo conseguimos más trabajo, porque ahora trabajamos en la calle persiguiendo la igualdad con el hombre que de todas maneras no hemos conseguido porque aun hay lugares donde a las mujeres se nos paga menos que a los hombres, y seguimos trabajando en casa. Pero la libertad emocional no hemos logrado conquistarla, gracias a ésa ausencia de libertad abortamos lo mejor que ellos pueden tener para nosotras, encarando batallas campales contra ellos usando el cuerpo y el sexo como el arma mas fuerte. Entonces dejamos de lado el contacto con la mujer que realmente yace dentro de nosotros, arrebatándoles de esta forma la oportunidad de que nos admiren por el verdadero poder femenino que tenemos. No contactamos con la pequeña niña asustada y abandonada que reside dentro de nosotros, menos aun logramos contactar con ese mismo niño asustado y abandonado que reside en el fondo de nuestros hombres. Ponemos sobre sus pesados hombros la carga de una gran expectativa, aspirando a que ellos y solamente ellos cristalicen nuestros sueños y nos guíen por el sendero de la felicidad. Cuando nada de ésto se cumple, los abandonamos y nos abandonamos a nosotras mismas, no buscamos la verdadera raíz de un mal encuentro y seguimos apostando nuestros mejores años a que el héroe que haga realidad todos nuestros sueños se haga presente.
Sólo que nuestros hombres experimentan el mundo con el mismo dolor, las mismas agonías, los mismos temores, las mismas expectativas y los mismos sueños que nosotras. El mito de la insensibilidad masculina ha caído, ellos también sienten y algunos mucho más que nosotras, ellos también experimentan miedo y no tienen la protección de la sociedad para expresarlo, por eso tienen que camuflarlo con una mascara de frialdad para no darle la espalda a la sociedad y al gremio masculino.
Dentro de cada hombre reside una hermosa mujer tanto como dentro de cada mujer reside un valiente hombre, admitir esas poderosas fuerzas dentro de nosotros ha sido un reto en esta sociedad aplastante que pretende domesticarnos a fuerza de hacernos creer que sólo somos lo que parecemos.
Descubrir lo luminoso de cada hombre en el fondo de sus programaciones, ayudarle a su propio autodescubrimiento y disfrutar del mejor aporte de nuestros compañeros, forma parte vital de la experiencia de la pareja, de éso se habla poco, y no hay un manual para llegar a la divinidad masculina, solo se requiere ejercitar nuestra inteligencia emocional y comprender que la experiencia de pareja (sea con personas del mismo sexo o no) es uno de los medios mas seguros para que el alma evolucione.
Por allí apareció una rana, simpática, alegre y saltarina. El escorpión se le acercó y le preguntó: “hola simpática rana, ¿te importaría que me subiera a tu espalda para cruzar el río y así poder llegar a la otra orilla?“. La rana lo miró atentamente y contestó: “De buen placer lo haría querido escorpión, pero si lo hiciera me clavarías tu aguijón y moriría“. El escorpión replicó sinceramente: ” querida rana, te prometo que tan sólo quiero cruzar el río y que no tengo ninguna intención de matarte con mi veneno. Además, si lo hiciera, los dos moriríamos ahogados“.
La rana decidió creerle y se acercó para que el escorpión se subiera a sus lomos. Encontrándose los dos en el agua, ya a mitad del trayecto, el escorpión levanto su cola y le clavó el aguijón a la rana. Esta, moribunda y poco antes de morir ahogada le preguntó al escorpión: “escorpión, ¿por qué los has hecho? ahora moriremos los dos ahogados“, a lo que el escorpión contestó: “lo siento querida rana, forma parte de mi naturaleza“.
¿Les suena familiar? Algunas de nosotras hemos confiado en que esa ranita que acabamos de encontrar y besar se convierta en príncipe, para terminar aniquiladas por su "naturaleza" de conquistadores innatos. En las conversaciones femeninas con frecuencia el tema central son los hombres, y pocas veces nos expresamos bien de ellos, aunque reconozcamos que no podemos vivir sin ellos. Siempre que ésto pasa me pregunto ¿de dónde salió la idea de la institución matrimonial y a quien se le ocurrió poner bajo el mismo techo a dos criaturas tan distintas? siempre la respuesta que sale a discusión es que los polos opuestos se atraen...
Mis amigos casados con frecuencia me llaman por teléfono a contarme sus problemas y me hacen preguntas acerca de la procedencia de la conducta de sus esposas, la frase final de la pregunta es si acaso eso tiene que ver con las hormonas, y esa última parte de la frase tiene una connotación despectiva. De alguna forma nuestros ritmos hormonales no son vistos con buenos ojos, no sólo por los hombres sino por la sociedad en general, a veces tengo la sensación que algunos se refieren a nuestras hormonas como la causa principal de una suerte de locura, o de algo de lo que debemos sentirnos culpables.
De otro lado las mujeres siempre tienen una queja en común de los hombres, que solo piensan en sexo, lo que las lleva a "hacerlo" a veces sin deseo, en aras de que el señor en mención no se consiga otra señora y si se quiere (y en el mejor de los casos para ellos) una señorita que cubra ese vacío que dejamos en sus cuerpos, cuando las hormonas se nos "alborotan" (lo dicen ellos) y no queremos tener relaciones sexuales.
Entonces me pregunto, si los hombres son tan frenéticos respecto al sexo y además esa es su naturaleza y al parecer no hay nada que podamos hacer ¿porque no se organizó la institución de la pareja entre personas del mismo sexo? Y ya sé que más de uno y una estará abriendo los ojos al leer esto, y diciendo que perdí la razón, pero es apenas razonable que dos personas que aman tanto el sexo vivan juntas para que se consuman en ese fuego, y que dos personas que saben como son sus ritmos hormonales también lo hagan, en aras de mayor armonía y comprensión.
Los hombres piensan que las mujeres somos muy complicadas a la hora de las relaciones sexuales, y las mujeres pensamos que ellos son muy básicos e instintivos; y que dejan de lado el juego erótico, cuando ellos creen que ya no lo necesitan porque ya nos tienen conquistadas.
Cuando las mujeres están buscando pareja la cosa se complica más, porque en ése proceso escuchan toda suerte de promesas y de palabras hermosas que las definen como las diosas absolutas del reino masculino, para terminar enterándose que ese mismo repertorio le pertenece a más de una chica que está en la larga lista del candidato en mención. Y no es porque ellos deliberadamente nos quieran hacer daño, repito, es su naturaleza, el macho sabe que somos auditivas y por lo tanto nos dice lo que queremos escuchar para llegar a nuestro cuerpo, y nosotras sabemos que lo que ellos quieren es nuestro cuerpo y lo ofrecemos para capturar su atención y su afecto, ese es un trato tácito que todas sabemos de una u otra forma, entramos en ese juego sabiéndolo, solo que conservamos la esperanza de ser las heroínas que los liberaremos de su instinto cazador.
La llamada liberación femenina solo nos otorgó libertad laboral y sexual, con lo que sólo conseguimos más trabajo, porque ahora trabajamos en la calle persiguiendo la igualdad con el hombre que de todas maneras no hemos conseguido porque aun hay lugares donde a las mujeres se nos paga menos que a los hombres, y seguimos trabajando en casa. Pero la libertad emocional no hemos logrado conquistarla, gracias a ésa ausencia de libertad abortamos lo mejor que ellos pueden tener para nosotras, encarando batallas campales contra ellos usando el cuerpo y el sexo como el arma mas fuerte. Entonces dejamos de lado el contacto con la mujer que realmente yace dentro de nosotros, arrebatándoles de esta forma la oportunidad de que nos admiren por el verdadero poder femenino que tenemos. No contactamos con la pequeña niña asustada y abandonada que reside dentro de nosotros, menos aun logramos contactar con ese mismo niño asustado y abandonado que reside en el fondo de nuestros hombres. Ponemos sobre sus pesados hombros la carga de una gran expectativa, aspirando a que ellos y solamente ellos cristalicen nuestros sueños y nos guíen por el sendero de la felicidad. Cuando nada de ésto se cumple, los abandonamos y nos abandonamos a nosotras mismas, no buscamos la verdadera raíz de un mal encuentro y seguimos apostando nuestros mejores años a que el héroe que haga realidad todos nuestros sueños se haga presente.
Sólo que nuestros hombres experimentan el mundo con el mismo dolor, las mismas agonías, los mismos temores, las mismas expectativas y los mismos sueños que nosotras. El mito de la insensibilidad masculina ha caído, ellos también sienten y algunos mucho más que nosotras, ellos también experimentan miedo y no tienen la protección de la sociedad para expresarlo, por eso tienen que camuflarlo con una mascara de frialdad para no darle la espalda a la sociedad y al gremio masculino.
Dentro de cada hombre reside una hermosa mujer tanto como dentro de cada mujer reside un valiente hombre, admitir esas poderosas fuerzas dentro de nosotros ha sido un reto en esta sociedad aplastante que pretende domesticarnos a fuerza de hacernos creer que sólo somos lo que parecemos.
Descubrir lo luminoso de cada hombre en el fondo de sus programaciones, ayudarle a su propio autodescubrimiento y disfrutar del mejor aporte de nuestros compañeros, forma parte vital de la experiencia de la pareja, de éso se habla poco, y no hay un manual para llegar a la divinidad masculina, solo se requiere ejercitar nuestra inteligencia emocional y comprender que la experiencia de pareja (sea con personas del mismo sexo o no) es uno de los medios mas seguros para que el alma evolucione.
Comentarios
"Men think monogamy is something you make dining tables out of" leí hoy. Adelante.(que curioso, el captcha para este comentario es "ammor")
No todos los sapos son feos y no todos los príncipes azules aseguran un final feliz!
Christel Fagan
No hay duda que los hombres y las mujeres nos complementamos a nivel biológico y a nivel espiritual. Si no fuera por que pensamos diferente, las conversaciones se tornarían monótonas y la amistad o la vida de pareja sería muy aburrida.
De acuerdo, acepto que el football se juegue entre hombres, pero perfiero que el baile siga siendo hombre con mujer."
Felipe A Lora
Un abrazote y mantente SANA , FUERTE , FELIZ Y SEXY .