A CONDÓN QUITAO

La última vez que visité a mi ginecólogo, me contaba de que manera las mujeres teníamos problemas para hidratarnos porque tenemos miedo de visitar demasiado el baño, por temor a ser contagiadas de alguna enfermedad “íntima” y concluyó diciéndome que se le dificultaba comprender porque las mujeres teníamos tanto miedo de ser contagiadas en un baño público, y no obstante le quitábamos el condón al sujeto en mención a los escasos tres meses (a veces antes) de estar saliendo con él y al que denominábamos “pareja sexual estable”.

Salí del consultorio preguntándome cuanto tiempo debe pasar antes de que cataloguemos a nuestra pareja como “pareja sexual estable”, lo cual me llevó a la pregunta de siempre: ¿Cuándo le debo quitar el condón a mi pareja?, la respuesta que se apuró en mi mente es que el condón se lo debemos quitar justo después de cada contacto sexual.

Y bueno ha sido el tema que siempre me ocupa en las reuniones femeninas en donde siempre las señoras me abren los ojos cuando sugiero siquiera la idea de seguir usando condón con el mismo hombre con el que hemos compartido la cama y el cuerpo durante años. Siempre me asalta la sospecha que muchas mujeres conservan la ilusión de asegurarse la fidelidad de su pareja dejando de usar condón, y es que a éstas alturas todavía existen quienes fantasean con la exclusividad sexual de su pareja, aunque como decía “la toti” (amigo mío ya referido en un artículo anterior) no hay mujeres inocentes sino esperanzadas, lo decía refiriéndose a que de la misma manera que una madre intuye cuando su hijo es gay, pero sigue tratándolo como a un heterosexual con la esperanza de que un día la sorprenda con una esposa, así mismo las mujeres sabemos intuitivamente que la exclusividad sexual algunas veces es sólo unilateral, pero no obstante conservamos la esperanza de que jamás nos sorprendan con que tienen “otra” eso cuando no es con “otra” enfermedad de esas que se contagian por vía sexual solamente.


Pero entonces ¿que significa “pareja sexual estable”?. Digamos que es una frase que se escucha muy bonito, que responde al ideal que toda mujer tiene de su compañero, es una frase con la que identificamos a la persona con quien compartimos la cama por mucho tiempo, pero de ahí a que concuerde con la realidad, lamentablemente casi nunca sucede.

Aceptar que este concepto no concuerda con la realidad no significa desconfiar de la pareja, pero si aceptar su condición humana, y por ende la nuestra, es reconocer que la única estabilidad a la que podemos aspirar es a la que procede de estar bien sujetos a nosotros mismos cuando lo que creíamos estable se mueve.

Personalmente pienso que siempre debemos seguir usando el condón, no importa si llevamos tres meses o cuarenta años con aquella “pareja estable” recordemos que aquella pareja estable sigue siendo un ser humano sujeto a caer en tentación y siendo realistas la posibilidad de que caiga en tentación se incrementa con el tiempo, por lo tanto a mayor tiempo de convivencia, la posibilidad es mayor. No nos acostamos solamente con la persona que vemos dibujada en aquella piel, sino además con aquella que no se deja ver a través de su piel, la misma que queramos o no, sigue teniendo una vida privada, porque la vida de nuestra pareja nunca será nuestra, siempre seguirá siendo su vida privada.


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