LA SEGURIDAD: ESA SOMBRA QUE JAMÁS NOS PROTEGE.

Ella está pisando los noventa años, nunca se casó, tampoco tuvo hijos, le sobrevive solamente una hilera de sobrinos que en su gran mayoría no se acuerdan de ella, nunca fue amigable, ni conquistó el amor profundo de alguien en la vida, trabajó toda su vida y el ahorro fue el único dios que ella reconoció, venerándolo más que a su propio cuerpo.

Aguantó hambre y soportó enfermedades sin tratamiento expuesta a la caridad del mundo en aras de conservar intactos sus ahorros, siempre negando que tuviera un peso en el bolsillo conseguía la caridad de su familia, de sus vecinos y de la gente de su pueblo.

Todos sabíamos que ella tenía sus ahorros, pero decidimos ignorar ese detalle y ayudarla, pensamos que le hacíamos un bien con ello, ahora no puedo estar segura si le hicimos un bien, o si nos hicimos un mal a nosotros mismos.

Envejeció protegida por la caridad social y cuando ya no pudo más cuidar de ella misma la internaron en un ancianato, donde las monjas dejaron de proveerle los alimentos y las medicinas en espera de que muriera para poder vender el cupo en el ancianato a un mejor postor que pagaría bien por el. Cuando estaba a punto de morir un sobrino suyo la sacó del ancianato y se hizo cargo de ella, entonces sobrevivió.

Es un misterio donde tiene los ahorros de toda su vida, su mente no le ayuda en ese trance y es posible que ni ella misma sepa donde está ese dinero, aunque si lo supiera de igual forma se negaría a usar un sólo peso para pagar su manutención y sus medicinas, porque son sus ahorros y los está guardando para una emergencia, una emergencia que nunca llegará porque ya esta aquí, pero que ella se negaría a reconocer (como siempre lo hizo) mientras siga encontrando almas caritativas que se ocupen de ella.

Esta mujer compró con el dinero de otros y con el gran corazón de los buenos samaritanos el espejismo de la seguridad, siempre se sintió segura teniendo su dinero guardado, por eso no lo usa, porque si lo usa estaría renunciando a la seguridad que le otorga saber que tiene dinero ahorrado, eso es en últimas la seguridad, una sombra abstracta, una ilusión que nos dejamos vender en mil paquetes, para aliviar el dolor emocional que nos produce el temor de no tener nada, pero que también nos priva de sentir el vértigo y la absoluta sensación de libertad que otorga el saberse sin nada seguro, pero con la suficiente fuerza y confianza para conseguir aquello que necesitamos y queremos en la vida, o como dice Antonny de Mello, la seguridad nos arrebata la libertad que nos produce el planear sobre ese barranco sin fondo llamado inseguridad, y saber que nuestras alas son tan poderosas que pueden soportar la más fuerte turbulencia.

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