QUIMIOTERAPIA
Envié una tarjeta virtual de esas humoristas sobre Santa Claus y su clan de servidoras, realmente pensé que sería divertido, no pretendía ofender a Mr Santa y a su compañía industrializada que lo secunda, tampoco pretendía ofender a mis destinatarios, ni mas faltaba, hasta los seleccioné tan minuciosamente que debí invertir más de diez minutos en hacerlo. Pero que le vamos a hacer, siempre habrá alguien inconforme con el banquete, alguien que verá el vaso medio vacío, algún "pinche tirano"*. En todo caso recibí una respuesta nada amigable del agredido destinatario en la que por cierto me enviaba mil bendiciones al final de la carta luego de asegurarse que su contenido generara suficiente culpa (ingrediente religioso fundamental) en mi alma salvaje.
Como ya sé que responder a este modelo de comunicación, me refiero al que busca a toda costa generar culpa, es una misión estéril, decidí recoger las bendiciones que habían antes de la firma, quedarme con ellas en caso de que funcionen (mi padre diría ante una carta así "el diablo haciendo ostias") y borrar el mensaje.
Pero tengo esa manía de buscar en toda circunstancia una ganancia secundaria, como ya estoy acostumbrada a que el 99.99% de las cosas que hago no serán de la aprobación de mi pinche tirano, he descubierto que la razón por la que está en mi vida es para ayudarme con aquella práctica de no personalizar la inconsciencia del ego de los demás y la mía propia. De ésa manera leo una y otra vez sus cartas hasta que lo comprendo y puedo pasar la página; y estar lista para la siguiente vez en que me reúna con mi pinche en mención y pueda recordar que quien habla no es él, sino su ego implicado suplicando atención, y que quien se molestó con su comentario no fui yo, sino mi ego que se cree tan importante para que todos aprueben lo que hace.
Lo que es indudable es que esa lección se me olvida a veces, porque mi pinche tirano me sigue sometiendo a pruebas de verificación, y de acuerdo con mi experiencia del pasado un pinche tirano solo desaparece cuando la lección se ha aprendido completamente.
*(...) Un pinche tirano es un torturador - comentó- Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente les hace la vida imposible. (...) Carlos Castaneda en su libro "El Fuego Interior”
Como ya sé que responder a este modelo de comunicación, me refiero al que busca a toda costa generar culpa, es una misión estéril, decidí recoger las bendiciones que habían antes de la firma, quedarme con ellas en caso de que funcionen (mi padre diría ante una carta así "el diablo haciendo ostias") y borrar el mensaje.
Pero tengo esa manía de buscar en toda circunstancia una ganancia secundaria, como ya estoy acostumbrada a que el 99.99% de las cosas que hago no serán de la aprobación de mi pinche tirano, he descubierto que la razón por la que está en mi vida es para ayudarme con aquella práctica de no personalizar la inconsciencia del ego de los demás y la mía propia. De ésa manera leo una y otra vez sus cartas hasta que lo comprendo y puedo pasar la página; y estar lista para la siguiente vez en que me reúna con mi pinche en mención y pueda recordar que quien habla no es él, sino su ego implicado suplicando atención, y que quien se molestó con su comentario no fui yo, sino mi ego que se cree tan importante para que todos aprueben lo que hace.
Lo que es indudable es que esa lección se me olvida a veces, porque mi pinche tirano me sigue sometiendo a pruebas de verificación, y de acuerdo con mi experiencia del pasado un pinche tirano solo desaparece cuando la lección se ha aprendido completamente.
*(...) Un pinche tirano es un torturador - comentó- Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente les hace la vida imposible. (...) Carlos Castaneda en su libro "El Fuego Interior”
Comentarios
Saludos positivos, Mirta
Mary
Betty.
Luz Dary