EXTRANJERA DE TODOS LOS CONTINENTES.
Extranjera en todos los continentes, incomprensible en todos los idiomas, temeraria para todos los valientes, no logramos comprenderla, ni abrazarla, no conseguimos mirarla más allá de sus fronteras. De ella acariciamos tantas hipótesis ¿cómo saber cual es la verdadera? Queremos creer que algunos cuantos han pisado sus umbrales y se han acunado en su lecho para regresar a darnos testimonios alentadores de su imagen y su presencia.
Pero nada de ésto parece ser suficiente. La muerte con su misterioso nombre (del Latín mors) sigue siendo el temor más grande que nos asiste, el misterio más indescifrable, a pesar de que es uno de los dos lados de la moneda de la vida.
Comprender que la muerte no es prematura, que a su cita jamás dejamos de asistir a tiempo, que nunca dejamos de hacer nada para evitarla, mirarla de frente, aceptarla con todos sus pesos, poder sonreirle, quizá le quite el tinte de castigo, disolviendo el temor que despierta y que nos es común a toda la humanidad. Si algo así pasara, si el temor a la muerte propia y ajena fuera reemplazado por comprensión; entonces, la extorsión, el secuestro, el chantaje y muchas formas de equivocación humana amparadas en la amenaza de muerte serían historia en nuestra humanidad. No nos sentiríamos responsables por la muerte de un ser querido porque no cedimos al chantaje, porque sabríamos que la muerte llega no porque no hayamos sido perfectos redentores sino porque es el paso ineludible de todo proceso evolutivo, el destino final de todos, el itinerario obligado. Ella, sigilosa, lisa y poderosa no se deja atrapar por roles humanos, su presencia esta dotada de la misma divinidad que esta dotada la vida, es el traje mas abstracto que viste el cambio.
Pero nada de ésto parece ser suficiente. La muerte con su misterioso nombre (del Latín mors) sigue siendo el temor más grande que nos asiste, el misterio más indescifrable, a pesar de que es uno de los dos lados de la moneda de la vida.
Comprender que la muerte no es prematura, que a su cita jamás dejamos de asistir a tiempo, que nunca dejamos de hacer nada para evitarla, mirarla de frente, aceptarla con todos sus pesos, poder sonreirle, quizá le quite el tinte de castigo, disolviendo el temor que despierta y que nos es común a toda la humanidad. Si algo así pasara, si el temor a la muerte propia y ajena fuera reemplazado por comprensión; entonces, la extorsión, el secuestro, el chantaje y muchas formas de equivocación humana amparadas en la amenaza de muerte serían historia en nuestra humanidad. No nos sentiríamos responsables por la muerte de un ser querido porque no cedimos al chantaje, porque sabríamos que la muerte llega no porque no hayamos sido perfectos redentores sino porque es el paso ineludible de todo proceso evolutivo, el destino final de todos, el itinerario obligado. Ella, sigilosa, lisa y poderosa no se deja atrapar por roles humanos, su presencia esta dotada de la misma divinidad que esta dotada la vida, es el traje mas abstracto que viste el cambio.
Comentarios
Armando
Hector F. Latorre Seda
Para mi la muerte es realmente el camino hacia la armonía total. Gracias a ella rompemos los límites del tiempo y el espacio que nos pone la vida y por fin llegamos a ese obligatorio momento de paz… Morimos para nacer de nuevo.
Felipe A Lora