EL LLAMADO DEL ALMA.
Se requiere mucho valor para seguir el llamado del alma cuando la aprobación social nos seduce para darle la espalda, ese valor lo veo reflejado en los objetores fiscales. En Estados Unidos se estima que alrededor de 10.000 personas son resistentes a los impuestos de guerra (war tax resisters). Una decisión que afecta por completo la vida de quien la toma, sobre todo en un país donde el número de inmigrantes se incrementa cada año motivados por un mejor nivel de vida y por una capacidad adquisitiva superior a otros países.
Los resistentes a los impuestos de guerra en USA, han atravesado diferentes etapas legales para sostenerse en su decisión, y muchos de ellos incluso han optado por renunciar a la acumulación de bienes en aras de no declarar impuestos. Ha sido una ardua labor la que han tenido que enfrentar este grupo para mantener intacta su filosofía de paz. Con lo cual queda el cuestionamiento si es más rentable económicamente hablando la guerra que la paz.
Los resistentes a los impuestos de guerra son un minoría ideológica en un país en donde el poder económico y el poder externo son el pequeño dios a seguir, quizá son las pequeñas pero sólidas bases de una verdadera economía y de una verdadera sociedad de paz futura. Puede ser que la mayoría que existe por fuera de esos 10.000 personas no lo pueda entender de esa forma ahora, pues el miedo no permite vislumbrar la libertad, el miedo solo nos deja ver barrotes, aun así no significa que no sea un pequeño gran paso que están dando almas que simplemente son consecuentes con su compromiso cósmico. Almas que si bien no levantarían jamás las armas, tampoco justifican pagar porque alguien más lo haga; y quienes convencidos que la mayor parte de sus impuestos van directamente a financiar guerras, optaron por sacrificar el nivel de vida del norteamericano promedio para seguir el llamado de su alma "preservar y respetar la vida humana".
De los resistentes a los impuestos de guerra en USA hay numerosas y bellas historias por conocer. Médicos que han canjeado reconocimiento social y estatus por seguir el llamado de su alma como La Dra. Paula Rogge residente en Austin Texas quien afirma que si ella pagara los impuestos para financiar la guerra estaría en contra de todo aquello por lo cual ella ha trabajado como doctora: preservar la vida. Ella dejo su trabajo de tiempo completo hace algunos años pero aun así afirma que su vida es muy rica.
Reconocer que la sociedad es también un reflejo nuestro permite que nos preocupemos más por la justicia social y que nos hagamos participes de una propuesta distinta de reestructuración social. Como participes de esta sociedad tenemos que abogar por nuestra "defensa" como humanidad, no como grupos sociales aislados y divididos por etnias, razas y grupos religiosos. Cada gobierno aboga por la defensa de su pequeño trozo de universo y aquí conviene citar un importante cuestionamiento cuya autoría es de la organización Justicia I Pau.
"Esa “defensa” no es nuestra defensa: ¿Defensa de quién?, ¿defensa de qué?, ¿defensa ante quién? Si nos preguntaran a cada uno de nosotros qué es lo que hay que defender se obtendrían muchas respuestas: la calidad de la vida, el derecho a la salud, el respeto a los derechos humanos, el entorno natural, la no explotación de unos por y para otros, la defensa de las minorías ante las mayorías. Muchas respuestas posibles y todas bajo un denominador común: ninguna, absolutamente ninguna coincide con lo que el Estado defiende mediante los Ejércitos.
Técnicamente, la objeción fiscal consiste en desviar del impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas el porcentaje que corresponde al Ministerio de Defensa de acuerdo con los Presupuestos del Estado o una cantidad fija. Este dinero, que diga lo que diga la ley de presupuestos no se iba a destinar a la defensa de la sociedad, sino a la preparación de las guerras en defensa de unos pocos, se desvía hacia fines socialmente útiles: quien hace objeción fiscal ingresa el importe de su objeción en la cuenta de un proyecto alternativo incluyendo el resguardo de su acción así como una carta explicativa junto al resto de papeles de la declaración.
Como se ve, no se trata de pagar menos impuestos; se paga exactamente lo mismo, pero haciendo uso del irrenunciable derecho a la objeción de conciencia, el objetor fiscal se niega a colaborar con el mantenimiento del aparato militar y opta por entregar directamente esa parte de su impuesto a algo que verdaderamente le defiende. No se trata tampoco sólo de arreglar un problema personal, sino que se trata también de una implicación en la lucha por un mundo en el que la paz no sea la victoria del más armado, sino el resultado de la justicia".
El compromiso de los objetores fiscales es optar por la paz, en tiempos en que la opción colectiva es la guerra. Existen multiples propuestas para adherirnos a la paz, y hacer de ésta ya no más una bella palabra sobre la cual se escriben bellas disertaciones y si más bien una práctica que nos conduce a la acción directa.
Los resistentes a los impuestos de guerra en USA, han atravesado diferentes etapas legales para sostenerse en su decisión, y muchos de ellos incluso han optado por renunciar a la acumulación de bienes en aras de no declarar impuestos. Ha sido una ardua labor la que han tenido que enfrentar este grupo para mantener intacta su filosofía de paz. Con lo cual queda el cuestionamiento si es más rentable económicamente hablando la guerra que la paz.
Los resistentes a los impuestos de guerra son un minoría ideológica en un país en donde el poder económico y el poder externo son el pequeño dios a seguir, quizá son las pequeñas pero sólidas bases de una verdadera economía y de una verdadera sociedad de paz futura. Puede ser que la mayoría que existe por fuera de esos 10.000 personas no lo pueda entender de esa forma ahora, pues el miedo no permite vislumbrar la libertad, el miedo solo nos deja ver barrotes, aun así no significa que no sea un pequeño gran paso que están dando almas que simplemente son consecuentes con su compromiso cósmico. Almas que si bien no levantarían jamás las armas, tampoco justifican pagar porque alguien más lo haga; y quienes convencidos que la mayor parte de sus impuestos van directamente a financiar guerras, optaron por sacrificar el nivel de vida del norteamericano promedio para seguir el llamado de su alma "preservar y respetar la vida humana".
De los resistentes a los impuestos de guerra en USA hay numerosas y bellas historias por conocer. Médicos que han canjeado reconocimiento social y estatus por seguir el llamado de su alma como La Dra. Paula Rogge residente en Austin Texas quien afirma que si ella pagara los impuestos para financiar la guerra estaría en contra de todo aquello por lo cual ella ha trabajado como doctora: preservar la vida. Ella dejo su trabajo de tiempo completo hace algunos años pero aun así afirma que su vida es muy rica.
Reconocer que la sociedad es también un reflejo nuestro permite que nos preocupemos más por la justicia social y que nos hagamos participes de una propuesta distinta de reestructuración social. Como participes de esta sociedad tenemos que abogar por nuestra "defensa" como humanidad, no como grupos sociales aislados y divididos por etnias, razas y grupos religiosos. Cada gobierno aboga por la defensa de su pequeño trozo de universo y aquí conviene citar un importante cuestionamiento cuya autoría es de la organización Justicia I Pau.
"Esa “defensa” no es nuestra defensa: ¿Defensa de quién?, ¿defensa de qué?, ¿defensa ante quién? Si nos preguntaran a cada uno de nosotros qué es lo que hay que defender se obtendrían muchas respuestas: la calidad de la vida, el derecho a la salud, el respeto a los derechos humanos, el entorno natural, la no explotación de unos por y para otros, la defensa de las minorías ante las mayorías. Muchas respuestas posibles y todas bajo un denominador común: ninguna, absolutamente ninguna coincide con lo que el Estado defiende mediante los Ejércitos.
Técnicamente, la objeción fiscal consiste en desviar del impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas el porcentaje que corresponde al Ministerio de Defensa de acuerdo con los Presupuestos del Estado o una cantidad fija. Este dinero, que diga lo que diga la ley de presupuestos no se iba a destinar a la defensa de la sociedad, sino a la preparación de las guerras en defensa de unos pocos, se desvía hacia fines socialmente útiles: quien hace objeción fiscal ingresa el importe de su objeción en la cuenta de un proyecto alternativo incluyendo el resguardo de su acción así como una carta explicativa junto al resto de papeles de la declaración.
Como se ve, no se trata de pagar menos impuestos; se paga exactamente lo mismo, pero haciendo uso del irrenunciable derecho a la objeción de conciencia, el objetor fiscal se niega a colaborar con el mantenimiento del aparato militar y opta por entregar directamente esa parte de su impuesto a algo que verdaderamente le defiende. No se trata tampoco sólo de arreglar un problema personal, sino que se trata también de una implicación en la lucha por un mundo en el que la paz no sea la victoria del más armado, sino el resultado de la justicia".
El compromiso de los objetores fiscales es optar por la paz, en tiempos en que la opción colectiva es la guerra. Existen multiples propuestas para adherirnos a la paz, y hacer de ésta ya no más una bella palabra sobre la cual se escriben bellas disertaciones y si más bien una práctica que nos conduce a la acción directa.
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