FULANITO DE TAL.

Estoy sumergida en una materialidad asombrosa, completamente mundana, entregada solo a los placeres terrenales, por algo dicen de mi que soy combinación exacta de extremos místicos y mundanos.

De este proceso actual de mi vida también estoy aprendiendo, y sigo descubriendo nuevas mujeres dentro de mi, mujeres que fueron silenciadas durante años, por mi misma ante todo, por temor a perder la aprobación de los demás, o por ambición de ganar mas público, en algún momento que ya no se cuándo, liberé a estas mujeres, lo sigo haciendo. Esa crisis existencial de la que hablo a veces podría ser el dolor que implica liberarse uno mismo, dejar que el verdadero yo fluya con las circunstancias y planee sobre ese barranco sin fondo llamado libertad, aún con el riesgo de que nuestras alas se quiebren y rodar por el precipicio y morir, nada más parecido a la muerte que apropiarse de la libertad...

Diviso tan cerca lo incierto, eso que todos divisan a lo lejos, para mi siempre esta aquí a la vuelta de mi esquina, nunca he estado tan familiarizada con la inestabilidad, con lo inseguro, con la mortalidad como en este momento. En este país uno aprende a caminar por los senderos de lo incierto, hoy tienes abundancia en tu mesa, mañana apenas si consigues comer. He vivido esto al lado de “Fulanito de Tal” y sus circunstancias tan adversas, pasando días sin poderse mover porque su auto no funciona y sin dinero para hacer algo al respecto, quedarse sin empleo, parado frente a lo incierto, solo, en un país donde el se siente más extranjero que nadie, pretendo que al abrazarlo el consiga un poco de tranquilidad, pretendo compartir con él lo poco que tengo, mi comida, mi techo, mis brazos, mis entrañas.



Me impresiona observar la indiferencia de quienes lo rodean, sin hacer nada al respecto, sin un ápice de solidaridad. Es difícil ser solidario lo sé, yo estoy trabajando en serlo cada vez más, para eso hay que despojarse del apego a las cosas materiales y del egoísmo, sobre todo de las cosas materiales, supongo que nadie quiere eso, no resulta nada atractivo y lo peor es que no hay reconocimiento para ello ni transacción posible con algún dios que nos prometa la salvación a cambio de un poco de solidaridad, a no ser que patentemos esa solidaridad ante alguna iglesia. Como el hombre que no le quiso vender su auto a “Fulanito de Tal” pero que lo donó a la iglesia, él seguramente estaba convencido que estaba haciendo más caridad entregándolo a la iglesia, esta le otorga el suficiente alimento para su ego, cuando el cura lo mencione en el sermón del domingo; y además con ello pagó la cuota inicial para un apartamento en el cielo, en adelante el se podrá portar muy mal con la certeza de que de igual forma ya hay una reservación para él en el cielo, al fin y al cabo despojarse de un auto no es fácil, y eso lo tiene que reconocer Dios, de no hacerlo, no sería Dios, y entonces él le quitaría su fe y su credibilidad en él. Ninguno de éstos beneficios secundarios le es posible a “Fulanito de Tal” otorgárselos a éste hombre si le vendiera su auto a un precio razonable, y le facilitara cuotas de pago.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Con la indiferencia buscamos justificar lo que no tiene justificación y obtenemos una falsa tranquilidad frente a la injusticia y el atropello... yo igual que tú me quiero quitar esa máscara de "indiferente" y volverme solidario con Fulanito De Tal... Gracias Luz Dary!
Felipe A Lora

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